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domingo, 18 de septiembre de 2011

EL PADRE PÍO NOS HABLA DE....


LA CRUZ


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Jesús llene vuestro corazón de su divino amor. Os transforme en Él.
                Anímate también tú con este pensamiento: tus penas, espirituales y físicas, son pruebas que te envía el Señor.
                Las almas que aman a Jesús deben tratar de asemejarse a su eterno y divino modelo. Jesús llegó a sentirse solo. En su humanidad quiso experimentar la incomprensible pena de sentirse abandonado hasta de Su Padre Celestial.
                   A veces el Señor permite que experimente el peso de la Cruz.
                El peso te parece intolerable, pero lo sobrellevas, porque el Señor, por amor y misericordia, te ayuda con su fuerza.
                No te aplaste la Cruz. Si su peso te hace tambalear, su potencia te sostiene.
                Subamos al Calvario con la Cruz a cuestas. No dudemos. Nuestra ascensión terminará con la visión celeste del dulcísimo Salvador.
                Si Jesús se manifiesta, agradéceselo. Si se esconde, agradéceselo también. Son juegos del amor. ¡Que la Virgen, clemente y piadosa, continúe obteniéndoos, de la inefable bondad del Señor, fuerza para afrontar hasta el final las pruebas de amor que os sobrevengan!
                Mi deseo es que lleguéis a expirar en la Cruz con Jesús y con Él podáis dulcemente exclamar: “Consummatum est!” (Todo está cumplido).
                La vida es un calvario. Conviene subirlo alegremente.
                Las cruces son regalos del Esposo. Soy celoso. Mis sufrimientos son agradables. Sólo sufro cuando no sufro.
                ¡Ánimo! No esperéis llegar al Tabor para contemplar a Dios. Ya lo  veis y contempláis en el Sinaí.
                La Cruz es la bandera de los elegidos. No nos separemos de ella y cantaremos victoria en toda batalla.
                Apóyate, como la Virgen, en la Cruz de Cristo, y hallarás alivio.
                María sufrió atrozmente ante su Hijo Crucificado; sin embargo, no puedes decir que Ella se hallase abandonada. Más aún, jamás había amado tanto a su Hijo como entonces que ni siquiera podía llorar.
                En la vida, cada uno tiene su cruz. Tenemos que conseguir ser el buen ladrón, no el malo.
                Cuanto más dura sea la prueba que Dios envía a sus elegidos, tanto más abundantemente los conforta durante la opresión y los exalta después de la lucha.
                Los fuertes y los generosos no se quejan si no es por graves motivos, e incluso en ese caso, éstos no llegan a inquietar su interior.
                El Corazón buen oes siempre fuerte, sufre, no llora y se consuela sacrificándose por Dios y por el prójimo.
                Nos anime el pensar que después de subir al Calvario, ascenderemos todavía más arriba sin esfuerzo, hasta el monte santo de Dios.
                No temáis, Jesús es más poderoso que el infierno. Al solo recuerdo de su nombre, todos, en el Cielo y la tierra, caen de rodillas ante Jesús, consuelo de los buenos y terror de los impíos.
                El Señor, por Su Piedad, añade a otras pruebas la de los miedos y temores espirituales, hechos de desolación y tinieblas, pero dichas tinieblas son luz en el cielo de nuestras almas.
                De hecho, cuando la zarza arde, en su derredor se forma una aureola. El espíritu desconcertado, teme no ver, no comprende absolutamente nada.
                Es entonces cuando se presenta Dios y habla al alma que oye, entiende, ama y tiembla…
                “No esperéis llegar al Tabor para contemplar a Dios, ya lo habéis contemplado en el Sinaí”.
                El que comienza a mar ha de estar preparado para sufrir.
                Acaricia y besa dulcemente la mano de Dios que te castiga. Es siempre la mano de un Padre que te pega porque te quiere.
                Para consolar al afligido, no hay como recordarle el bien que todavía puede realizar.
                Cuando os sobrevenga alguna prueba, física o moral, el mejor remedio es pensar en Aquél que es nuestra vida. Jamás pensar en la prueba sin pensar contemporáneamente en el Otro.
                Es necesario que os familiaricéis con los sufrimientos que Jesús os envíe, debéis vivir siempre con ellos.
                Comportándoos de esta manera, cuando menos lo esperéis, Jesús, que sufre viéndoos largo tiempo afligidos, os reconfortará e infundirá nuevo valor en vuestro espíritu.
                La vida del cristiano no es más que una lucha continua contra sí mismo. No se consigue la felicidad sino por medio del dolor.
                Se hace día y el alma se recrea al sol.
                S e hace noche y vienen las tinieblas. Se pierde la memoria. El Señor, para lograr un obscurecimiento total, nos hace olvidar hasta las consolaciones recibidas. ¡Calma! Y convéncete de que estas tinieblas y tentaciones no son un castigo por tu iniquidad; no eres ni una impía ni una obstinada maliciosa, eres una entre las elegidas, probada como el oro al fuego. Esta es la verdad; si dijese otra cosa, mentiría. No hallo en tu alma pecado alguno que justifique tus temores, por tanto tus ansiedades e inquietudes son simplemente una cruz. ¿Qué son, hija mía, los anhelos que sientes incesantemente de Dios? El resultado del amor que atrae y empuja. ¿Huye el amor? Para amar y agudizar el amor. Bien sabes, hija mía, que María sufrió atrozmente ante su Hijo Crucificado, sin embargo, no puedes decir que se hallase abandonada. Más aún, ¡Jamás había amado tanto a su Hijo como entonces que ni siquiera podía llorar! Consuélate… defiéndete como mejor puedas y, si no lo logras, resígnate y no temas ante la noche que cae… mientras tanto haz lo que dice David: Elevad en la noche vuestras manos hacia el santuario y bendecid al Señor. Sí, bendigamos de todo corazón al Señor, bendigámoslo sin cesar y pidámosle que sea nuestro guía, nuestra nave, nuestro puerto.
                Las pruebas que os envía y os enviará el Señor son signos palpables del aprecio divino y joyas del alma. Pasará, hijas mías, el invierno y llegará una interminable primavera cuyas bellezas superarán en mucho las duras tempestades.

Padre Pío. ¡RUEGA POR NOSOTROS!

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