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martes, 20 de septiembre de 2011

"Ellos y ellas nos gobiernan a nosotros y nosotras"



Les comparto un estracto de este editorial de el Diario de Hoy (El Salvador, Centroamérica) de la pág. 89 correspondiente al día 20 de septiembre de 2011, que deja en evidencia el boicot lingüístico de estos revolucionarios democráticos en pro de una igualdad que tanto profesan.

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Lástima el discurso del presidente Carlos Mauricio Funes

Por Carlos Alberto Saz 

Una vez más aclaro que mi objetivo en esta columna no es el de dañar susceptibilidades, mucho menos el de lanzar críticas mordaces. ¡No! Mi propósito es únicamente el de señalar errores de dicción y orientar en cuestiones del idioma, con base en las más recientes normas de la Real Academia Española (RAE), a fin de difundir un lenguaje normativo, cuidadoso, un español general. ¡Sí, Señor!

Pues bien, el miércoles 15, con ocasión del centésimo nonagésimo aniversario de la Independencia de Centroamérica, el presidente de la República, Carlos Mauricio Funes Cartagena (a quien no conozco personalmente), leyó su discurso alusivo en la Plaza Libertad.

[….]

El discurso fue muy bueno en cuanto a promesas que el mandatario ofreció en beneficio del pueblo salvadoreño (Nota de Blog: aclaro no estar de acuerdo con esta aseveración), pero fue lamentable en muletillas como eso de “salvadoreños y salvadoreñas”, “amigo, amigas”, “todos y todas”, que solía repetir en su alocución.

Estos desdoblamientos recuerdan las impropiedades de lenguaje del expresidente Vicente Fox, de México, cuando decía “Queridos mexicanos y queridas mexicanas”, y de los exmandatarios Alejandro Toledo y Alan García, del Perú, que repetían “compañeros y compañeras”, “hermanos y hermanas”, errores que continúan cometiendo muchos políticos (Nota del Blog: como la 'presidenta' Cristina viuda de Kirchner) y comunicadores sociales.

Debe recordarse que la lengua castellana jamás será feminista; por tanto, nunca aceptará desdoblamientos como los señalados, ha dicho el exdirector de la RAE, Dr. Víctor García de la Concha.

Esos que defienden a capa y espada el mal llamado lenguaje de género, o feminista, quieren que se diga así, por ejemplo: “La pacienta, que murió sonrienta, era una estudianta adolescenta sufrienta, representanta e integranta independienta de las cantantas, y la velaron en la capilla ardienta ahí existenta”. ¡Dios Santo, con un lenguaje así solo iremos a parar al matadero de nuestra bella lengua cervantina!

Cuidemos, pues, el idioma, que es cultura y devoción ¿De Acuerdo?

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No es que seamos recalcitrantes con respecto a el tema idiomático, pero en este caso el error esta acompañado de pleno consentimiento de causa y deja en manifiesto posiciones que son favorables al plan mundialista que estamos viendo hoy en día. Solo cabe recordar lo que sugirió Antonio Gramsci para acabar con la Iglesia Católica, quitarle su Universalidad (el latín, culto íntegro, doctrina ortodoxa, etc...), vemos que esta estrategia, en el orden temporal (político), es bastante aplicable en las agendas ejercidas por estos nefastos gobernantes y sus gabinetes.

LA GESTA DE LOS MARTIRES III


En el año 160, en Roma
APÓSTOLES
TOLOMEO Y LUCIO
TOLOMEO

Este pequeño relato es sacado de la Apología dirigida al emperador por san Justino, mártir él también y cuya Pasión narraremos inmediatamente después de ésta. Tolomeo se manifiesta en ella lleno de audacia y de celo, y pagando con su vida la conversión de una mujer hasta entonces deshonesta. La intervención de Lucio ante el tribunal y de un tercer cristiano cuyo nombre sigue siendo desconocido, nos muestra el vigor de la fe en esos tiempos de persecución.

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Una mujer tenía un marido que vivía en el vicio, así como ella viviera en el antaño. Le habían enseñado la doctrina de Cristo, y ella se había corregido. Trató entonces de que su marido volviera a una vida honesta: le explicaba las enseñanzas de Cristo y le hablaba del fuego eterno reservado a los hombres sin fe y sin ley. Mas el marido siguió viviendo en el libertinaje. Tanto hizo que su esposa no quiso verle más. Juzgó que era un sacrilegio compartir aún la vida con un individuo siempre en busca de placeres prohibidos e infames y resolvió separarse de él. Mas sus padres le aconsejaron tuviera paciencia: no se había perdido toda esperanza de enmienda. Ante estas instancias, la desdichada se quedó, mas de muy mala gana. Su marido salió para Alejandría. Ella supo que llevaba allí una vida más escandalosa que nunca. Entonces temió que parte de los crímenes e impiedades de su marido recayera sobre ella si seguía siendo aún la compañera íntima de ese hombre. Por lo tanto le hizo notificar el divorcio, como soléis decir, y se marchó.

Ese excelente esposo hubiera debido regocijarse: su mujer, que antaño se pervertía desvergonzadamente con criados y mercenarios y se entregaba a la bebida y a todos los vicios, había cambiado de vida y trataba de convertirlo a él también. Mas ese divorcio, decidido sin su consentimiento, le desagradó y él denunció a su mujer como cristiana.

Entonces ella os presentó una petición, a vos, emperador, con el fin de arreglar sus asuntos antes de contestar la acusación formulada contra ella. Y vos habéis admitido su súplica. Su marido, que ya nada podía contra ella en ese momento, se enfureció con cierto Tolomeo que había enseñado a su mujer la religión cristiana y le hizo condenar por Urbico, prefecto de la ciudad. He aquí de qué manera:

Sobornó a un centurión, amigo suyo, y éste hizo encarcelar a Tolomeo. Le había aconsejado lo prendiese y le preguntara solamente si era cristiano. Tolomeo, lleno de franqueza, sin astucia ni falsedad, confesó que era cristiano y el centurión le hizo encadenar.

Le torturaba en la cárcel desde hacía largo tiempo, cuando finalmente le hicieron comparecer ante Urbico. Le preguntaron sin más, así como la primera vez, si era cristiano. Nuevamente, Tolomeo, sabiendo todo cuanto debía a la doctrina de Cristo, confesó el Credo completo de las verdades divinas. Pues negar una de esas verdades es, o bien condenar su práctica, o bien obrar como hombre que no se cree digno de esa verdad que ha suprimido de su vida y que ya no quiere reconocer. Ahora bien, esas dos actitudes son indignas de un cristiano sincero. Urbico ordenó entonces llevaran a Tolomeo al suplicio.

Lucio, cristiano que acaba de asistir a ese juicio inicuo, dijo a Urbico: «¡Quiá! He allí un hombre que no es adúltero ni libertino, ni homicida, ni ladrón, ni bandido. No ha cometido el menor delito, ¡y le condenáis porque confiesa simplemente su nombre de cristiano! Este juicio, Urbico, no está conforme a las intenciones del emperador, que es piadoso, ni a las del hijo del César, que es juicioso, y tampoco a las del Senado, que es religioso». Sin más respuesta Urbico dijo a Lucio: «A lo que parece, ¿tú también eres cristiano?».

—«Ciertamente», respondió Lucio.

Urbico lo hizo llevar de igual modo a la muerte. El condenado le dio las gracias: morir era para él la liberación de esos dueños injustos y la partida hacia el Padre y rey de los cielos.

Un tercero que se presentó fue de igual modo condenado.


Fuente: "La Gesta de los Mártires". Editorial Éxodo. 1era Edición.

PRÓXIMO VIERNES: MARTIRIO DE SAN JUSTINO Y COMPAÑEROS

SANTORAL 20 DE SEPTIEMBRE




20 de septiembre


SAN EUSTAQUIO  
y SUS COMPAÑEROS, Mártires

Vivid siempre alegres en el Señor;
vivid alegres, repito. 
(Filipenses, 4, 4).

   San Eustaquio, brillante oficial de Vespasiano, persiguiendo un día a un ciervo, vio un crucifijo entre los cuernos del animal; sus grandes limosnas le merecieron esta merced del cielo. Se convirtió y se hizo bautizar con toda su familia. Dios entonces le hizo comprender lo que habría de sufrir por su gloria. En efecto, fue reducido a la mayor indigencia, y, mientras huía de su patria, fue sorprendido en el camino y le arrebataron a su mujer y a sus dos hijos. Lo hizo buscar el emperador Trajano y le dio el mando de sus ejércitos, con los que obtuvo victoria y volvió a encontrar a su mujer e hijos; pero, habiendo rehusado dar gracias a los dioses por su triunfo, fue arrojado a los leones con los suyos. Respetados por las fieras, fueron encerrados en un toro de bronce sobre el que se había encendido una gran hoguera.

MEDITACIÓN
 SIEMPRE HAY QUE ESTAR ALEGRE

   I. Dios manda a los justos que se alegren: hay placeres inocentes que les permite; pero hay que buscar a Dios en estas diversiones y encontrarlo en ellas, como encontró San Eustaquio en la caza a Jesucristo. En medio de la alegría, acuérdate de la tristeza de Nuestro Señor, y no renueves los dolores de su Pasión con tus placeres criminales.¿No podemos acaso reír y darnos a la alegría sin que nuestras diversiones sean un crimen ante Dios? (Salviano).

   II. Alégrate en medio de tus más crueles aflicciones, según el ejemplo de San Eustaquio, que soportó con paciencia la pérdida de su mujer, de sus hijos y de todos sus bienes, porque la voluntad de Dios se cumplía en él. ¡Oh! ¡qué consolador es este pensamiento para un corazón afligido: Dios quiere que esté en la aflicción. Él halla gloria en eso y es mi mayor bien! Dios mío, hágase vuestra voluntad; me alegraré de ello y siempre me alegraré. Si mi cuerpo gime porque sufre, mi alma se alegrará porque os obedece.

   III. Si Dios te retira los consuelos espirituales que te daba en la oración, humíllate; pero ponte contento y gozoso por cumplir la voluntad de Dios. No te dejes arrastrar al relajamiento, no abandones ninguno de tus ejercicios de devoción: Dios no se retira sino para probarte y humillarte. Dios mío, a Vos os busco en mis oraciones, y no vuestros consuelos. ¿Por qué volvéis de mí vuestro rostro, Vos que sois mi alegría? ¿Dónde estáis escondida, belleza por la cual suspiro? (San Agustín).
La alegría espiritual 
Orad por los afligidos.

ORACIÓN
    Oh Dios, que nos concedéis la, gracia de celebrar el nacimiento al cielo de vuestros mártires San Eustaquio y sus compañeros, hacednos gozar con ellos de la felicidad eterna. Por J. C. N. S. Amén.