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viernes, 23 de septiembre de 2011

LA GESTA DE LOS MARTIRES IV


BAJO EL PODER DE MARCO AURELIO
En el año 163, en Roma
UN FILÓSOFO
Y SUS DISCÍPULOS
JUSTINO Y SUS COMPAÑEROS

SAN JUSTINO

Justino se ha ilustrado con una doble Apología del cristianismo. Sigue siendo uno de los preciosos testigos de la fe y del culto católicos a mediados del siglo II. En Roma padeció el martirio, en compañía del pequeño grupo de fieles que mantenían relaciones con él.

Fuera del exordio y de las últimas líneas, esas actas reproducen una escena judicial.

***

Era en el tiempo de los defensores de la idolatría.
Se publicaba en la ciudad y en campaña, disposiciones impías contra los piadosos cristianos; se debía obligarlos a ofrecer libaciones a los vanos ídolos.

Los santos de quienes hablamos fueron detenidos juntos y llevados a la presencia de Rústico, prefecto de Roma. No bien estuvieron ante el tribunal, Rústico dijo a Justino: «Someteos a los dioses y obedeced a los emperadores».

JUSTINO.—No se es acreedor a censura ni a condenación, por observar los mandamientos de nuestro Salvador Jesucristo.

RÚSTICO.—¿Qué ciencia estudiáis especialmente?

JUSTINO.—Me esforcé en aprenderlas todas. He concluido deteniéndome en la verdadera ciencia de los cristianos, aunque de ella no gusten los que están arrastrados por el error.

RÚSTICO.—¿Os agrada entonces esa ciencia, desdichado?

JUSTINO.—Sí, pues siguiendo a los cristianos, poseo la verdadera doctrina.

RÚSTICO.—¿Qué doctrina es esa?

JUSTINO.—Adoramos al Dios de los cristianos. Creemos que Él es el Dios único, y que ha sido desde el principio creador y ordenador de toda criatura visible e invisible. Creemos en el Señor Jesucristo, hijo de Dios, anunciado por los profetas para salvar al género humano, para ser el Mesías que rescata y el Maestro de las sublimes lecciones. Mas no soy sino un hombre y mis palabras, lo sé, nada son en comparación con su divinidad infinita. Para hablar de ella sería necesaria la palabra sorprendente de los profetas que han predicho la venida del que he llamado hijo de Dios. Y estoy seguro de que el hálito de arriba inspiraba a los profetas, cuando ellos anunciaban el futuro advenimiento de Cristo entre los hombres.

RÚSTICO.—¿Dónde soléis reuniros?

JUSTINO.—Allí donde cada uno prefiere y puede reunirse. ¿Creéis tal vez que nos reunimos todos en el mismo lugar? No. Pues el Dios de los cristianos no está encerrado en tal o cual lugar. Es invisible, llena el cielo y la tierra, sus fieles le adoran y le glorifican en todas partes.

RÚSTICO.—Respondedme: ¿dónde se reúnen los cristianos? ¿En qué lugar juntáis a vuestros discípulos?

JUSTINO.—Vivo junto al establecimiento de baños de Timoteo, no lejos de la casa de un tal Martín. Allí moro desde el principio de mi segunda estada en Roma. No conozco otro lugar de reunión, sino aquella casa. A todos cuantos han querido ir a verme allí, les he participado la verdadera doctrina.

RÚSTICO.—En resumidas cuentas, ¿sois cristiano?

JUSTINO.—Sí, soy cristiano.

RÚSTICO (a Caritón).—A vos os toca, Caritón, ¿sois también cristiano?

CARITÓN.—Soy cristiano por la voluntad de Dios.

RÚSTICO (a Charito).— Y vos, Charito, ¿qué respondéis?

CHARITO.—Soy cristiana, por la gracia de Dios.

RÚSTICO (a Evelpiste).—¿Y vos, Evelpiste?
Evelpiste, esclavo del César, respondió: Yo también, soy cristiano. Libertado por Cristo, comparto la misma esperanza por la gracia de Cristo.

RÚSTICO (a Hierax).—¿Y vos también, sois cristiano?

HIERAX.—Sí, soy cristiano. Honro y adoro al mismo Dios que todos ellos.

RÚSTICO.—¿Será Justino quien os hizo cristianos a todos?

HIERAX.—Yo era cristiano desde hacía mucho tiempo y lo seré siempre.

Entonces Peón se levantó y dijo: Yo también, soy cristiano.

RÚSTICO.—¿Quién os ha instruido?

SANTORAL 23 DE SEPTIEMBRE




23 de septiembre
SAN LINO,
Papa Mártir 
 
 
(78 d.C.)

Los enemigos del hombre serán
las personas de su misma casa.
(Mateo, 10, 36).

   San Lino, sucesor inmediato de San Pedro, tenia una fe tan viva, que echaba a los demonios y resucitaba a los muertos. Expidió un decreto ordenando que las mujeres llevasen velo en la iglesia. Su constancia en la fe le valió el titulo de mártir. Murió hacia el año 78.

MEDITACIÓN SOBRE TRES CLASES
DE ENEMIGOS DEL HOMBRE

   I. El hombre tiene enemigos invisibles; son los demonios. Por medio de sus sugestiones malas se esfuerzan por arrastrarlo a su pérdida eterna. Sírvense del atractivo del oro y de los placeres, de la pompa, de los honores, en una palabra, de las creaturas para inclinarnos al mal. Cuántas veces habría ya caído yo en las redes de este espíritu maligno, si mi ángel bueno no hubiese desviado mis pasos de ellas. ¿Le he agradecido este beneficio?

   II. Nuestros servidores, nuestros parientes y nuestros amigos a menudo son nuestros más crueles enemigos. El amor carnal y desordenado que nos profesan, nos hace mayor mal que el odio de los demonios. Ellos se oponen a los designios de Dios sobre mí, y sus caricias a menudo tienen más poder para apartarnos del bien y empujarnos al mal, que las amenazas y los suplicios de los tiranos. ¿Parientes crueles, amigos infieles, por qué queréis la pérdida de aquellos a quienes amáis? ¡La perfidia ajena nos ha perdido, nuestros parientes nos han dado muerte! (San Cipriano)

   III. Tú mismo eres el más cruel de tus enemigos. Tu cuerpo hace guerra a tu espíritu, tu espíritu la debe hacer a tu cuerpo. Tu cuerpo quiere gozar de los placeres y de los bienes de esta vida, y tu alma suspira por los bienes de la eternidad. Este combate debe durar mientras dure la vida. Cuídate de ti, y no te engañes: la concupiscencia morirá sólo cuando mueras tú, y es preciso combatirla siempre. La concupiscencia puede ser debilitada en esta vida, no puede ser destruida. (San Agustín).

La fortaleza
Orad por las vírgenes.

ORACIÓN
    Oh Dios, que habéis dotado al bienaventurado pontífice Tomás con una insigne misericordia para con los pobres, dignaos, por su intercesión, derramar las riquezas de vuestra misericordia sobre todos los que os invocan. Por J. C. N. S. Amén.