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domingo, 9 de octubre de 2011

MODELITOS PARA EMBARAZADAS



Del blog  de una amiga de Brasil: A grande guerra


Nota de blog: Sólo una observación, el cuello tiende a ser demasiado flojo  y eso puede ser inmodesto, sobre todo cuando se cae, lo ideal sería llevarlo lo más cerca posible del cuerpo y más alto.


A grande guerra




Modelitos para embarazadas








SERMÓN PARA LA DOMÍNICA DECIMOSÉPTIMA POST PENTECOSTÉS


DECIMOSEPTIMO DOMINGO
DESPUES DE PENTECOSTES

Mas los fariseos, al enterarse de que había tapado la boca a los saduceos, se reunieron en grupo, y uno de ellos le preguntó con ánimo de ponerle a prueba: Maestro, ¿cuál es el mandamiento mayor de la Ley? El le dijo:Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas.
Estando reunidos los fariseos, les propuso Jesús esta cuestión: ¿Qué pensáis acerca del Cristo? ¿De quién es hijo? Dícenle: De David. Díceles:Pues ¿cómo David, movido por el Espíritu, le llama Señor, cuando dice:“Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies?” Si, pues, David le llama Señor, ¿cómo puede ser hijo suyo?
Nadie era capaz de contestarle nada; y desde ese día ninguno se atrevió ya a hacerle más preguntas.


El Evangelio de hoy refiere la crucial pregunta planteada por Nuestro Señor a fariseos y escribas: ¿Qué pensáis acerca del Cristo?
Nuestro Señor, queriendo iluminar a los judíos acerca de su divinidad, les propone la gran cuestión de lafiliación del Mesías.
Jesús los pone a prueba, no con malignidad, sino para enseñarles la verdad¿Qué pensáis acerca del Cristo? Es una pregunta general, para concentrar la atención de sus oyentes en ésta, más concreta: ¿De quién es hijo?
Jesús trata de remover un prejuicio del espíritu de sus oyentes: creían ellos que el Cristo sería un egregio descendiente del Rey David, pero simple hombre, que restauraría el trono de su progenitor y que arrojaría a los romanos, injustos dominadores.
Jesús quiere elevar su consideración a una filiación más alta…, y les plantea una objeción que no esperaban.
La profecía de David contiene tres verdades de suma importancia:
1ª: el Mesías esperado será más que un hombre, porque es Dios.
2ª: el Cristo, el Mesías, es Dios, igual á su Padre.
3ª: el Cristo será infinitamente poderoso y, por numerosos y fuertes que sean sus enemigos…, triunfará de todos ellos y su reinado será eterno.
Esta magnífica exposición de la doble naturaleza, humana y divina, del Mesías y de su reinado eterno, era un misterio para los fariseos.
Nuestro Señor presenta un texto indiscutible y fulmina un argumento imposible de refutar.
Vencidos, quedarán mudos ante Jesús; pero, orgullosos, no querrán caer a sus pies para adorarle…
Como los Herodianos y los Saduceos, también se reducen al silencio ante todo el pueblo estos Fariseos orgullosos; humillados en un punto esencial de la religión, como es la naturaleza del Mesías…
Con un poco de humildad y de buena voluntad habrían podido pedir al manso Salvador que los iluminase y les explicase este gran misterio.
Pero no, cegados por Satanás, que avivó aún más su odio, se endurecieron cada vez más en su malicia e incredulidad; y, en lugar de reconocer la divinidad de Jesús y rendirle culto como a Cristo, Mesías y Dios, y estuvieron a la espera para atraparlo, maltratarlo y matarlo…
Vencidos los adversarios, cuando creían triunfar de Jesús, lejos de confesarle y admitir su doctrina, se retiran, temerosos de su poder, dejando el campo de las disputas doctrinales para perderle en el de la intriga política y religiosa, en que eran maestros.
Es la posición mental de muchos millares que vendrán, después de los fariseos, para tentar a Jesús…
Dice San Jerónimo: Esta pregunta nos aprovecha hasta hoy contra los judíos; porque los que dicen que el Cristo ha de venir, afirman que es un simple hombre, aunque Santo, de la descendencia de David. Preguntémosles, por lo tanto, como nos enseñó el Señor: si es únicamente hombre, y tan sólo hijo de David, ¿cómo es que David le llama su Señor?
Y San Beda el Venerable agrega: Lo que se les reprocha, pues, no es que le llamen Hijo de David, sino que no le crean Hijo de Dios.
¿Qué pensáis acerca del Cristo?
Mis hermanos, meditemos a menudo esta pregunta… Y retengamos la respuesta y sus consecuencias; pues contiene grandes verdades, preciosas y consoladoras… ¡Máxime para los tiempos que nos tocan vivir!



PUBLICACIONES "LA VERDAD"


San Salvador, jueves 10 de Agosto de 1871

La Verdad, primera condición de la libertad

N.S.J.C. predicando en la Sinagoga
Veritas liberabit vos. Joan. 8. 32.

La verdad hará á los hombres libres, ha dicho el Divino Maestro; ¿y no es esta una verdad profundamente filosófica? Vamos á verlo.

La libertad es proclamada á voz en grito derecho del hombre y precisamente como un derecho es que por ella se aboga y tanto se pelea: es pues un derecho; si es un derecho se funda en la justicia, porque derecho, jus, viene de justitia: pero justitia viene de justum: de suerte que todo derecho supone lo recto, lo justo: ¿y en qué se funda lo recto, lo justo, la justicia, fuente de todo derecho? Se funda en las relaciones que existen entre los seres: la existencia de esas relaciones de dependencia ó de armonía es la base de la justicia: mas su existencia no basta; es preciso que sea conocida; el conocimiento por tanto de las verdades relaciones de los seres entre sí es la fuente de sus derechos: ¿y en este conocimiento no entra la verdad como su esencia? Luego la verdad conocida de las relaciones de dependencia ó armonía que ligan á los seres, siendo la condición de lo justo y de lo recto, la condición de todo derecho; debe serlo también de la libertad como uno de los derechos del hombre.

Supongamos que la libertad no se apoya en la verdad: que se apoya en ilusiones, en mentiras, en el error: ¿qué resultará? ¿Puede entonces decir el hombre yo tengo en ella un derecho? Y si lo dice ¿no se le podrá contestar: en qué se funda? No tiene en su apoyo la justicia: al contrario el error que le sirve de apoyo entraña la injusticia; se apoyará por tanto ese derecho en lo injusto, y siendo injusto no es tal derecho, es un absurdo, el sí y el no á un mismo tiempo.

La noción misma de la libertad como un derecho nos lleva pues á confesar que ella se apoya y debe apoyarse en la verdad. Mientras la verdad que sirve de apoyo á la libertad sea reconocida y triunfe en la tierra contra los errores, la libertad tendrá en ella su asiento; por eso el peor enemigo de la libertad es el error y la peor enemiga la ignorancia, porque esta es la ausencia de la verdad y aquel su negación y su destrucción. Veamos en la historia las pruebas.

La ignorancia y el error, enemigos mortales de la libertad porque lo son de la verdad: el mundo antiguo y el mundo moderno nos lo persuaden, aquel trabajado por la ignorancia y éste por el error.

La abyección del mundo antiguo, su corrupción, su idolatría, su superstición, su esclavitud, ¿de qué venían? El politeísmo, corrupción de la verdad salvadora de la unidad de Dios, no era el germen de todos esos vicios unidos á la falsa idea que del hombre tenían ó asemejándole á un Dios hasta rendirle adoraciones ó asemejándole á un bruto hasta hacerle cosa igual á los bueyes y á los asnos?

La soberanía del mundo moderno y sus vicios consiguientes proviene de otra cosa que de la negación sistemática y de pura malicia de la existencia de Dios y del desconocimiento atrevido de la limitación del hombre haciéndole independiente como un Dios; ¿proviene de otra cosa que del error acerca de Dios y acerca del hombre?

El cristianismo puro ha venido á enseñar al hombre la verdad acerca de Dios y acerca del hombre destruyendo la ignorancia antigua y el error moderno; ¿y qué ha tenido que hacer? Luchar terriblemente con el mundo antiguo y con el moderno; ¿y esto que prueba? La ignorancia poseía á aquel y el error á éste porque la lucha supone oposición y esta diferencia y contradicción: la lucha existe y el error no se da por vencido y por eso la libertad aun no se ha establecido: la libertad pugna con la libertad: la que nace del error con la que nace la verdad, la falsa con la verdadera; ¿y cuándo se acaba esa lucha? Cuando los hombres habiendo recorrido todo el círculo de los errores y viendo que no son libres, que viven esclavizados al mal, digan á la luz vivísima de una triste experiencia: ergo erravimus avia veritatis: luego hemos equivocado el camino de la verdad.


¡Ah! ¡Pero cuán triste es que los hombres hayan de desengañarse solamente por la vivísima luz de la experiencia! Cuan triste es que á semejanza de Adán solo conozcan el bien después de haberle perdido! ¿Qué, esa será la miserable condición del hombre sobre la tierra, desengañarse á los golpes del mal y el no poder abrir los ojos al bien sino después de hallarse esclavo del mal? ¿Cabe en la sabiduría ciencia y bondad de Dios que crió al hombre haberle hecho bajo tan humillante condiciones? ¿No es más filosófico decir que Dios ha sabido poner el remedio al lado de sus males, le ha provisto de un preservativo para que los evite y no sea su víctima? La recta razón lo persuade, la noción misma de Dios, la idea de su Sabiduría y de su Bondad así lo exigen imperiosamente, y el hombre además de su experiencia, último recurso contra el mal, se halla en posesión de otro medio para librarse de él antes de ser su víctima, tiene otra luz no menos viva que la de la experiencia para guiarse y dirigirse por el sendero de su felicidad.

Dios es un padre de familia que teniendo un hijo muy amado arde en deseos de su bien y prosperidad: ¿qué hará pues este gran padre para lograr sus deseos? ¿Le dirá á su hijo; á tu vista están todos los caminos, sigue el que gustes y cuando á los golpes de la fortuna hayas desengañádote de lo torcido de las falsas sendas, entrarás al fin en la senda verdadera? ¿Será este buen padre tan cruel con su hijo que sabiendo el paradero de los falsos caminos dirija á su hijo á su arbitrio por donde no ha de hallar al fin sino precipicios y despeñaderos? Lejos de él semejante idea. Él con su sabiduría y su prudencia le dirá: “Tú oh hijo mío, escucha las correcciones de tu padre y no deseches las advertencias de tu madre: ellas serán para ti como una corona para tu cabeza y como un collar precioso para tu cuello. Hijo mío por más que te halaguen los pecadores, no condesciendas con ellos.  (Prov. C. 1 v. 8, 9 y 10). Si, no hay duda, Dios así obra con el hombre. A su vista pone una doble luz que le dirija, las correcciones de un padre y las advertencias de una madre, los azotes de la Divina justicia y Providencia con que castiga á los pueblos, y los avisos prudentes y nacidos del amor de una madre cariñosa la Iglesia.

Ahora bien: pero en esta conducta de la sabiduría de Dios con el hombre para que no se pierda, para que este guiado de la luz que á su vista pone en la antorcha evangélica por el sendero de su bien y de su dicha verdadera, ¿qué condición indispensable, qué cualidad y disposición supone en el hombre? El mismo lo ha expresado: que escuche, que oiga, que atienda, que sea dócil y sumiso á sus correcciones y á la doctrina de la Iglesia, es decir, que en el hombre supone la virtud. ¿Y de qué sirve una luz para el que rehúsa tomarla y guiarse con ella?

Por tanto si la verdad es la primera condición de la libertad como lo persuade la recta razón, la virtud que nos inclina á abrazarla, á reconocerla y á amarla recibiéndola de quien únicamente puede dárnosla, nuestra madre la Iglesia, es también condición indispensable.

La verdad toma al hombre de la mano y le dice: es indispensable que te dejes guiar: eres joven y sin experiencia: no quiero ni es justo que entiendas lo verdadero á los duros golpes de la experiencia: ven, yo te conduzco á una maestra que hace diez y ocho siglos no se ha equivocado en sus consejos: ¿se equivocará en adelante? Pero, ¿no ves que la luz de la experiencia vivísima refleja en sus venerables canas y probada prudencia? ¿Por qué dudas de que ella es la madre cariñosa y tierna que Dios en su justa providencia te ha deparado para que guiado de sus consejos no yerres?

Ven, ven. ¡Oh hijo mío!, y colócate bajo la obediencia de la Iglesia y obtendrás la preciosa corona de libertad, fruto de la virtud y de la verdad.


Ilmo. Mons. D. José Luis Cárcamo y Rodríguez
Tercer Obispo de El Salvador 
(1872-1885)

EL PADRE PÍO NOS HABLA DE....


LA VERDAD 
(DIOS – VERDAD) 
ASEMEJARSE A JESÚS 
(DIOS-HOMBRE)


 ***
              
                Busca continuamente la verdad y esfuérzate por conseguir el sumo bien.
                Sé dócil a los impulsos de la gracia, siguiendo sus inspiraciones.
                               No te maravilles de encontrarme en tu doctrina.
                No te maravilles de encontrarme en tu senda. Mi misión es consolar y aconsejar a los afligidos, especialmente a los afligidos de espíritu. Sé que tú te afanas por dos cosas: por la felicidad y por la verdad, por Dios. No hallarás la felicidad que buscas, ni tú ni nadie: vivimos en un valle de lágrimas donde cada uno lleva su Cruz. No encontraremos la felicidad aquí en la tierra.
                En cuanto a la verdad, a Dios, si quieres, puedes encontrarlo, pero te has encaminado equivocadamente. La ciencia no te puede revelar a Aquel que es.
                La ciencia, hijo mío, por profunda que sea, siempre es algo limitado, es una nulidad ante el formidable misterio de la Divinidad.
                Debes elegir otros senderos. ¡Limpia tu corazón de toda pasión terrena, humíllate en el polvo y reza!
                Sin duda así encontrarás a Dios. Te tranquilizará, te inundará de su paz en esta vida y de gozos sin fin en la eterna.
                Decir la verdad, siempre la verdad.
  
          Tened siempre presente al Seráfico Padre San Francisco, que tan magníficamente supo copiar en sí al Hombre-Dios.
                Todas las almas que aman a Jesús deben ir pareciéndose cada vez más al divino y eterno modelo.
                Por tanto, quien haya elegido tan bueno modelo, debe sufrir, más o menos, todos los dolores de Cristo.
                Bienaventurados quienes hayan logrado más parecido con su divino prototipo.

SAN PADRE PÍO. ¡RUEGA POR NOSOTROS!

BUEN PROVECHO!


    Receta: Milanesas Napolitana

    Un clásico argentino, de origen italiano, reelaborado en Buenos Aires,
    que gusta a grandes y a chicos. Uno de los mayores placeres porteños, ver apiladas en una fuente unas milanesas recién hechas.
    Filetes empanados con jamón, salsa de tomate y mozzarella por encima.
    Ideal para acompañar con patatas fritas y ensaladas.
    Ingredientes (4 personas):
    • 1/2 K de carne de ternera en filetes finitos
    • 250 g de jamón cocido
    • 2 bolas de queso mozzarella
    • 3 huevos
    • 1 vaso y medio de salsa de tomate
    • pan rallado
    • un cucharada de perejil fresco
    • aceite de oliva
    • sal





    Preparación de la Receta Milanesas Napolitana:



    Paso 1: Batir los huevos en un plato hondo y mezclar con el perejil picado.
    Paso 2: Salpimentar los filetes.
    Paso 3: Pasar los filetes por el pan rallado, después por el huevo y otra vez por el pan rallado.
    Paso 4: En una sartén, con aceite bien caliente, freír las milanesas.




    Paso 5: Colocar las milanesas en una bandeja de horno y precale.
    Paso 6 a-: Sobre cada filete, colocar un poco de salsa de tomate: 


    [Preparación de la Receta Salsa de Tomate Clásica:

    Paso 1:En una sartén se pone el aceite aceite para freir la cebolla y el ajo unos cuatro minutos. A continuación se añaden los tomatescortados en pedazos y quitada la simiente (también se hace un buen tomate frito con tomates de lata enteros y pelados en su jugo)


    .Paso 2: Con el canto de una espumadera se machacan para que se deshagan lo más posible. Se tiene así unos 15 minutos en el fuego y después se pasan por el pasapurés. Se añade entonces el azúcar, la albahaca y la sal, moviendolo y mezclando todo muy bien. ]


    Paso 6 b-:  Luego de poner  sobre cada filete un poco de salsa de tomate, colocar  una loncha de jamón y una loncha de mozzarella.

    Paso 7: Meter en el horno precalentado a temperatura muy fuerte hasta que se doren.
    Paso 8: Colocar apiladas en una fuente.




    SANTORAL 9 DE OCTUBRE




    9 de octubre


    SAN DIONISIO,
    Obispo 
    Mártir

    La sabiduría del mundo es locura ante Dios.(1 Corintios, 3,


       Según San Gregorio de Tours, San Dionisio, nacido en Italia, fue enviado a las Galias, hacia el año 250, con otros seis obispos misioneros. De este grupo, el que penetró más en el país fue San Dionisio, acompañado del presbítero San Rústico y del diácono San Eleuterio. Llegaron a Lutecia, hoy París, y establecieron una iglesia cristiana en una isla del Sena, Instigado por los sacerdotes de los ídolos, el gobernador romano Fescennino Sisinio lo hizo detener y decapitar, alrededor del año 275.
      MEDITACIÓN
    SOBRE LA LA PRUDENCIA

       I. Santiago en su Epístola, dice que la prudencia del mundo es terrena, animal o diabólica. La prudencia terrena es la de los avaros, la prudencia animal, la de los voluptuosos, y la prudencia diabólica, la de los ambiciosos. ¿En cuál de estas tres categorías se te puede catalogar a ti? ¿No es verdad acaso que no trabajas sino para procurarte riquezas, placeres u honores? ¿No son éstos los tres ídolos a quienes ofreces sacrificios? Les inmolas tu espíritu, les consagras tus afanes, les ofreces en holocausto tu prudencia.(Tertuliano).

       II. La prudencia del cielo desprecia estas tres clases de bienes. Desprecia las riquezas, porque no es a los ricos sino a los pobres a quienes Jesucristo promete la felicidad. Ella se priva de los placeres pasajeros de esta vida, para poder gozar de las delicias eternas en compañía de los bienaventurados. En nada cuenta la estima de los hombres: bástale la de Dios. En una palabra, desprecia todo lo que es de este mundo, para alcanzar el cielo, mientras que la sabiduría del mundo nos hace olvidar el cielo para hacernos pensar más que en la tierra. Esta sabiduría funesta presenta ante nuestras miradas los bienes pasajeros y nos esconde los bienes eternos. (San Euebio).

       III. Para conducirte en todo según la verdadera prudencia, piensa siempre en el fin que debes alcanzar. Hay que ir al cielo, he ahí mi gran negocio; si lo logro, soy feliz; si fracaso, todo está perdido para mí. ¿Qué medidas tomas para llegar al cielo? Proponteeste fin en todas tus acciones y mira si ellas te conducen a él. Porque, después de todo, una sola cosa es necesaria.
    La prudencia 
    Orad por vuestra patria.

    ORACIÓN
       Oh Dios, que en este día armasteis a vuestro mártir pontífice San Dionisio de fuerza y de valor para soportar los tormentos, y lo asociasteis a Rústico y Eleuterio a fin de anunciar vuestra gloria a las naciones, concedednos la gracia de despreciar, imitándolos, las prosperidades del mundo y a no temer las adversidades. Por J. C. N. S. Amén.