INVASIÓN SARRACENA
Año 993 San Cugat del Vallés España
El hecho más antiguo que del
Santísimo Sacramento se registra en España es el de San Cugat del Vallés, en Cataluña, pueblo
situado en campiña feraz a unos diez kilómetros de la ciudad de Barcelona.
Fue San Cugat, monasterio de
historia gloriosa entre los insignes benedictinos, famoso en toda la
Cristiandad; durante la Edad Media a él acudían peregrinos de las naciones más
lejanas; los más preclaros Reyes francos, en su fundación, lo protegieron y
colmaron de privilegios, los Condes de Cataluña, y después Reyes de Aragón lo
tomaron bajo su égida poderosa.
A su sombra florecieron varones
tan insignes como el Abad Otón, el que acompañó al conde Borell a Córdoba; como
Raimundo de Moncada, Bernando Estruch, Gayola, Azara y Montero. En su recinto
se meció la primera imprenta catalana;
bajo sus bóvedas se celebrarón Cortés en tiempos de Don Martín y Don Alfonso en
Magnanimo, y se acogieron insignes artistas que allí dejaron marcada, para
siempre, la señal luminosa de su paso.
Levantado sobre las ruinas del
castillo Octaviano, recuerdo de la dominación romana, regada la tierra de sus
cimientos con la sangre preciosa de los mártires de Cristo, San Cucufate,
Santas Juliana y Semproniana, San Medín y San Severo, cuyas cenizas guardó por
largos siglos, cual augusto relicario; es por otra parte tal monasterio uno de los monumentos
arquitectónicos más esplendidos de que se puede gloriar Cataluña.
Pero lo que hizo más célebre a San Cugat del Vallés fue un
prodigio eucarístico del que hablan varios historiadores.
“En el sagrario de su célebre
Iglesia se conserva incorrupta una santa Hostia de forma orbicular y una
pulgada de diámetro, en cuyo centro se lee XPS; es, sin duda, de pan ázimo.
“La tradición así refiere su
origen: En el año 993, invadiendo estas tierras los sarracenos y habiendo
destruido todo el poder del Conde de Barcelona y muerto el mismo día en la
llanura conocida con el nombre de “Matabóus”, el abad Otón, huyendo
precipitadamente del furor de los enemigos del nombre cristiano, escondió esta
santa Forma envuelta en unos corporales, los cuales, cuando pasada la furia de
la invasión sarracena, volvió Otón para recoger el sagrado depósito,
hallándolos ensangrentados.
“Estos lienzos se conservan
separadamente en un relicario y se ven rastros de sangre: un letrerito puesto
allí, dice: Hoc linteámina sunt sancta
corporália vétera, et in medio est Corpus Domini involútum in capsa lignea.
Quiere decir: Estos lienzos son unos santos corporales antiguos, y en ellos
esta envuelto el cuerpo del Señor que se guarda en esta caja de madera.
* El día 6 de abril del año 1409,
visitó formalmente la santa Hostia el Abad Don Barenguer de Rejadell y la
rompió en dos partes iguales, como hoy se ve, hallando incorruptas las especies
sacramentales”.
Continuó este prodigio hasta
mediados del siglo XIX, en que por
presentar tan preciosa y antiquísima reliquia señales de corrupción, retiróse
del Sagrario donde estaba reservada y se colocó en el archivo.
(D. Cayetano Barraguer.
Las casas de Religiosos en Cataluña, t. 1°, cap 1°, art. 12, pág 108.- Libro de
visitas, Archivo de la Corona de Aragón.- Visitas de los Reales…1830).
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