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martes, 7 de septiembre de 2010

7 de septiembre


  • Nuestra Señora de la Almudena, Patrona de Madrid
  • Santa Regina o Reina, Virgen y Mártir
  • San Clodaldo, Abad
  • San Sozonte, Mártir
  • San Anastasio el Batanero, Mártir
  • San Juan de Nicomedia, Mártir
  • Santos Alcmundo y Tilberto, Obispos de Hexham
  • Beatos Marcos, Esteban y Melchor, Mártires
  • Beatos Juan Duckett y Rafael Corby, Mártires
  •  Y en otras partes, otros muchos santos Mártires y Confesores, y santas Vírgenes. R. Deo Gratias.

SANTA REGINA
Virgen y Mártir
 
n. degollada hacia el año 286 en Alisia, Borgoña

Patrona de los pastores y las víctimas de tortura.
Protectora contra el empobrecimiento.

¿Si Dios está por nosotros,
quién contra nosotros?
(Romanos 8, 31)

Esta joven virgen, leyendo la vida de los mártires, concibió el ardiente deseo de dar, como ellos, su vida por Jesucristo. El prefecto Olibrio, a quien fue entregada como cristiana, trató de ganarla mediante promesas; pero no pudiendo lograrlo de esta manera, recurrió a los más crueles tormentos. Regina, consolada con la vista de una cruz luminosa que subía de la tierra al cielo, soportó valientemente el martirio en Alisia, de Borgoña, en el siglo III.
MEDITACIÓN
SOBRE LA CONFIANZA EN DIOS

I. Existen personas que siempre viven temiendo males futuros. Es una ilusión del demonio; rechaza esos vanos temores. ¿Por qué buscar en lo por venir motivos de temor y de tristeza? Ya el tiempo presente nos proporciona bastantes. Ten confianza en Dios: nos ha ayudado en lo pasado, también lo hará en lo futuro. Apóyate en Dios, no se retirará para que caigas; arrójate en sus brazos con entera confianza, te recibirá y te sanará (San Agustín).

II. Si los males que temes cayeren sobre ti, si la pobreza, la calumnia, la deshonra, la enfermedad te alcanzan, no por ello desesperes. Cuando tus sufrimientos parezcan sin remedio, entonces es cuando debes redoblar tu confianza en Dios; cuando el mundo nos abandona es cuando se complace en acudir a socorrernos. Pon toda tu esperanza en Él, su mano no es menos poderosa ni su corazón menos tierno que antes. ¡Qué de prodigios no ha obrado en favor de sus servidores! ¿Acaso no te ha dado a ti mismo infinitamente más de lo que le podías pedir, puesto que, para ti, ha creado este mundo y ha sacrificado a su Hijo unigénito?

III. Recurre a Dios en toda circunstancia, y sobre todo en las aflicciones. Invócalo y ten confianza en Él, como si nada esperases de ti mismo. Con todo, trabaja por tu parte; emplea, para alcanzar tus objetivos, todos los medios honestos y lícitos, como si nada esperases de Dios. No te abandones y Él no te abandonará, sobre todo si, a la confianza, sabes unir la humildad.
La confianza en Dios
Orad por los que os gobiernan.

ORACIÓN

Que la bienaventurada Regina, virgen y mártir, implore por nosotros vuestra misericordia, Señor, ella que siempre os fue agradable por el mérito de su castidad y por su valor en confesar vuestro santo Nombre. Por J. C. N. S.

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