Martínez, 12 de octubre de 2011
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Fraternidad Sacerdotal San Pío X
Distrito América del Sur
El Superior
Estimados Padres,
Recién volví de Roma hace unas horas y quiero comunicarles algunasnoticias relativas a la reunión a la que fuimos convocados por nuestroSuperior General, Mons. Fellay. Se trataba de una reunión de información.
Según decía el comunicado que se publicó, concurrieron a la misma los miembros del Consejo General, todos los Superiores de Distrito y tres de los cuatro obispos.
En efecto Mons. Williamson no fue a Albano. También había sido convocadoa la reunión, pero Mons. Fellay había añadido dos condiciones: que cierre su blog y mantenga el secreto sobre el contenido del preámbulo que Roma entregó a la FSSPX. Mons. Williamson no accedió por lo menos a una de las dos condiciones, y por el mismo hecho renunció a participar de la reunión en Albano.
La sesión se desenvolvió en tres tiempos. En primer lugar Mons. Fellay presentó un balance histórico de las relaciones con Roma. En segundo lugar Mons. de Galarreta y el Padre de Jorna hablaron de las discusiones doctrinales en Roma. Por último se presentó el preámbulo doctrinal proporcionado por la Congregación para la Doctrina de la fe, firmado por el Cardenal Levada.
No es necesario que recuerde los hechos históricos relativos a nuestras relaciones con Roma. Uds. ya los conocen en lo esencial. Respecto a las discusiones doctrinales, se estudiaron cuatro temas capitales: el Novus
Ordo Missae, la libertad religiosa, la eclesiología –Lumen Gentium, el“subsistit in” y la colegialidad–, el Magisterio y la Tradición.
Nuestros contradictores no buscaron responder nuestros argumentos sino que permanentemente intentaron demostrar que no existe ninguna ruptura con la Tradición. Reconocieron que la libertad religiosa, la colegialidad, etc. son nociones nuevas, pero –según dijeron– contenidas implícitamente en la Tradición y explicitadas por el Concilio Vaticano.
El clima de las discusiones fue cordial, lo cual no impidió que cada uno manifestara francamente sus posiciones. Nuestros contradictores permanecieron herméticos a nuestros argumentos, por los menos exteriormente.
El texto del documento entregado a Mons. Fellay y a sus Asistentes sigue siendo confidencial. Sin embargo puedo comunicarles algunos elementos relativos a su contenido. Tiene dos partes: un preámbulo doctrinal y un breve proyecto de solución canónica para la FSSPX.
El preámbulo se basa sobre el protocolo de acuerdo que en su momento su propuso a Mons. Lefebvre, pero en forma más restrictiva.
Se nos pide reconocer a la luz de Tradición católica al Vaticano II y a las enseñanzas posteriores de los Papas hasta el día de hoy. Además deberíamos aceptar, por un lado, el Catecismo de la Iglesia Católica,que constituye un compendio de la doctrina conciliar, y por otro, el Código de Derecho Canónico publicado en 1983, con una aplicación adaptada a la disciplina particular otorgada a la FSSPX.
Asimismo deberíamos reconocer la legitimidad del Novus Ordo. Según las explicaciones de los canonistas del Vaticano, la palabra “legitimo”quiere decir “legal”… Esta no es la acepción recibida comúnmente.
Después seguiría una profesión de fe y un juramento de fidelidad.
Por último, si firmásemos este preámbulo, se nos otorgaría una prelatura personal, parecida a la estructura canónica del Opus Dei.
Queda claro que este preámbulo, con el contenido que tiene, no puede ser firmado, aunque se le aporten modificaciones. La situación de la Iglesia conciliar, las declaraciones del Papa en Alemania, el próximo encuentro en Asís manifiestan que la situación no es apropiada para firmar semejante documento. Nos encontraríamos aplastados por el sistema, tal como lo fueron las congregaciones “motu propio”.
Mons. Fellay mandará su respuesta dentro de unas semanas, y tal vez publicará una declaración doctrinal que no tendrá nada que ver con la que se nos presentó y no será aceptada por Roma.
Aunque existe una apertura canónica por parte de Roma, la situación doctrinal en la Iglesia no ha cambiado.
Roma nos necesita, necesita que nos reunamos con ellos para demostrar que el Vaticano II no está en ruptura con la Tradición, y para neutralizar el ala progresista que anhela una ruptura manifiesta con la Tradición. Está claro que no podemos seguir este camino. Debemos mantenernos firmes y esperar que Roma dé nuevos pasos. Roma retrocede cada vez más, pero todavía no lo suficiente.
¡Por lo tanto el combate continúa! Les pido que mantengan la confidencialidad sobre el contenido de esta circular. Uds. pueden informar a sus fieles que no se firmó nada y que la situación sigue siendo idéntica a la que teníamos antes del 14 de septiembre. Cuando yo visite sus prioratos les proporcionaré más detalles respecto a la situación presente.
Por último quiero contarles que el lunes pasado fui a Roma para rezar ante la Cátedra de San Pedro. También llegué a subir la Scala Santa, pidiendo a Nuestro Señor que alcance a cada uno de nosotros, los sacerdotes del Distrito, la fidelidad inquebrantable al combate llevado por Mons. Lefebvre por el bien de las almas, de la Iglesia y de la Tradición. Pensar en la tragedia que vive la Iglesia de hoy debe estimular nuestro celo por la santificación de las almas que fueron entregadas a nuestro cuidado.
Les aseguro mi oración fraterna en los Corazones de Jesús y María.
Padre Christian BOUCHACOURT
Subrayados de Radio Cristiandad