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domingo, 19 de agosto de 2012

SANTORAL 19 DE AGOSTO



19 de agosto



SAN LUIS,
Obispo y Confesor



Que vuestra modestia sea conocida de todos los
hombres, pues el día del Señor está cerca. 
(Filipenses, 4, 5)


   San Luis, hijo de Carlos II, rey de Nápoles, y sobrino nieto de San Luis, rey de Francia, fue dado como rehén a Pedro, rey de Aragón. Vuelto a la libertad, rechazó un magnífico casamiento y la corona de Nápoles, para permanecer fiel al voto que durante su cautividad había emitido de entrar en la Orden de San Francisco. "Jesucristo -dijo el santo- es mi reino: poseyéndolo, poseo todo; si lo perdiese, pierdo todo". Elevado, no obstante su resistencia, a la sede episcopal de Tolosa, edificó a su pueblo con una caridad sin límites y una admirable modestia. Siempre iba acompañado por un religioso encargado de de cirle sus faltas. Murió prematuramente, en el año 1297, contando apenas 23 años de edad.


  MEDITACIÓN
SOBRE LA MODESTIA

   I. La modestia es una virtud que regula el exterior del hombre; debes practicarla, porque no conviene a un cristiano, que debe ser la imagen y copia de Jesucristo, ser descompuesto en sus palabras o en sus actos. Dios está en todas partes; tu buen Ángel te ve; los hombres son testigos de tus inmodestias y se escandalizan de ellas. Todos estos motivos deberían persuadirte a amar esta hermosa virtud, que tanta gloria procura a Dios y tanto bien hace al prójimo. ¡Qué hermoso es dar buenos ejemplos! (San Ambrosio).

   II. Para practicar la modestia, es necesario que consideres tu edad, tu condición, tu género de vida, el tiempo, el lugar y las ocasiones en que te encontrares. Tus miradas deben ser modestas, tanto como tus palabras, tus acciones y todo tu exterior; en una palabra, debes comportarte de tal modo que se pueda decir de ti: "Así es como andaba Jesucristo, así es como obraba y conversaba con los hombres". Quien profesa creer en Jesucristo, debe regular su conducta según la de su Maestro. (San Jerónimo).

   III. La modestia exterior depende de la interior; el rostro no es sino el reflejo de los sentimientos del alma. Si tus pasiones están bien mortificadas, si tu corazón está continuamente ocupado con el pensamiento de Dios, no tendrás mucho trabajo en ser modesto. Tu alma, encontrando su contento en el interior de sí misma, no lo buscará en el exterior. Los sentimientos se manifiestan en nuestro continente, y el rostro es el espejo del alma y la expresión de las costumbres. (San Isidoro).

La huida del pecado

Orad por los cautivos.

ORACIÓN   

   Haced, oh Dios omnipotente, que esta venerable solemnidad del bienaventurado Luis, vuestro confesor y pontífice, aumente en nosotros el espíritu de piedad y el deseo de la salvación. Por J. C. N. S. Amén.


sábado, 18 de agosto de 2012

SANTORAL 18 DE AGOSTO



18 de agosto


SAN AGAPITO, 
Mártir

Dios no nos ha dado un espíritu de temor,
sino de fortaleza y amor y sobriedad.
(2 Timoteo, 1,7).


   San Agapito, mártir en Prenesta, en la Campaña romana, fue encarcelado a la edad de quince años, azotado con nervios de buey y arrojado después en una espantosa mazmorra, donde quedó abandonado cuatro días sin alimento. Sacándolo de allí, le pusieron brasas encendidas sobre la cabeza, y como no cesaba de dar gracias a Dios, lo suspendieron de los pies encima de un brasero; en seguida arrojaron agua hirviendo y le quebraron las mandíbulas. Por fin, fue arrojado a los leones, y como éstos lo respetasen, se dio término a sus tormentos decapitándolo, hacia el año 274.

  MEDITACIÓN
SOBRE TRES CUALIDADES
QUE DEBEN POSEER LOS CRISTIANOS

   I. Todos los cristianos, pero especialmente los que están constituidos en dignidad, deben poseer tres cualidades. La primera, es el coraje, a fin de sostener los intereses de Jesucristo, y oponerse a la violencia de los que quieren oprimir a los inocentes. Es menester que se expongan a la muerte, si es necesario, por la gloria de Dios y el bien del prójimo. Mucho valor tienes tú cuando se trata de defender tu honra: ¿por qué será que tengas tan poco cuando se trata de la honra de Dios?

   II. El espíritu del cristianismo es un espíritu de caridad. Dios no quiere que lo sirvamos con temor servil, sino con amor filial. Es nuestro Rey, sí, pero, también, nuestro Padre; tiene para con nosotros entrañas de misericordia, quiere también que recurramos a Él con entera confianza. ¿Qué hacemos para probarle a Dios que lo amamos? ¿Acaso pensamos solamente en Dios? ¿Acaso hablamos sólo de Él o por Él? ¿Acaso trabajamos sólo para su gloria? Amemos a Dios y nada temamos; pero todo temamos si no le amamos. ¡Que el alma que ama viva sin temor; pero que ella tiemble, si vive sin amor! (San Agustín).

   III. La prudencia debe regular todas nuestras acciones; debe hacernos adoptar los medios que pueden conducirnos a la perfección, alejarnos de los extremos perniciosos y hacemos encontrar aquel justo medio en el que se halla la virtud. ¡Plegue a Dios que tengas esta sabiduría del Cielo! ¡Ojalá puedas gustar las cosas de Dios, comprender la vanidad del mundo y prever los suplicios del infierno! (San Ber nardo).

 El amor a la sabiduría
Orad por los sacerdotes.

ORACIÓN   

   Que vuestra Iglesia, oh Dios mío, se regocije con el apoyo que encuentra en los sufragios del bienaventurado Agapito, vuestro mártir, y que, sostenida por su gloriosa intercesión, persevere en la piedad y se afiance en la paz. Por J. C. N. S. Amén.

viernes, 17 de agosto de 2012

SANTORAL 17 DE AGOSTO



17 de agosto 


SAN  MAMMES,  
Mártir



Toda carne es heno; y toda su gloria como la flor
del heno: secóse el heno y se cayó su flor:
pero la palabra del Señor dura eternamente.
(1 Pedro, 1,24-25).


   San Mammes, hijo de un pastor de Cesarea en Capadocia, unió la piedad a la pobreza, y coronó con el martirio una vida llena de sufrimientos y privaciones. Sus virtudes fueron celebradas por dos grandes doctores de la Iglesia: San Basilio y San Gregorio Nacianceno. Cuenta este último, como oído de un testigo ocular, que, en su juventud, Juliano el Apóstata y su hermano Galo intentaron edificar, cada uno una mitad, una iglesia sobre la tumba del santo; pero después de inútiles esfuerzos para asentar los cimientos de la parte que tocara a Juliano, fue menester renunciar a la empresa.

  MEDITACIÓN
SOBRE LA VANIDAD
DE LOS HONORES 

   I. La gloria que el mundo promete no merece la pena que trabajemos por adquirirla, pues no puede llenar nuestra alma. Cuanta más tenemos, más se dientos de ella nos encontramos. El ambicioso jamás dice: basta. Sus deseos le causan más penas que pla cer le producen sus honores. ¿Qué gloria esperamos nosotros de este mundo pérfido? Promete los hono res de la tierra para arrebatar los del cielo, muestra falsos bienes para apoderarse de los verdaderos. (San Cipriano).

   II. Esta reputación que tanto estimas, no de pende de ti: es un efecto del capricho de los hombres, que, a menudo, estiman lo que debieran vituperar, y vituperan lo que habría que estimar. Además, basta un vuelco de fortuna, un momento de desgracia, para empañar el brillo de la reputación más alta. Despre ciemos, pues, la opinión de los hombres, tan injusta a veces, y siempre tan inconstante. Si amamos la gloria, que sea allí donde nunca es recompensa del vicio. (San Pedro Crisólogo).

   III. Toda gloria humana fenece con la vida. Preciso será dejar en la puerta de la tumba tiaras, coronas y púrpura. Tal vez se te alabe en este mun do en el que ya no estarás, pero ¿para qué te servirán esas alabanzas, si eres despreciado y atormentado allí donde estés? Cuando sufres alguna cruel enfer medad, ¿acaso las alabanzas que se te tributan allí donde no estás, alivian tus dolores? En adelante, toda mi gloria será humillarme con Jesucristo, como Jesucristo y para Jesucristo.

Desprecio de los honores 
Orad por los pobres vergonzantes.

ORACIÓN   

   Haced, os lo suplicamos, oh Dios omnipotente, que la intercesión del bienaventurado mártir Mammes, cuyo nacimiento al cielo celebramos, nos forti fique en el amor de vuestro santo Nombre.  Por J. C. N. S. Amén.


jueves, 16 de agosto de 2012

SANTORAL 16 DE AGOSTO



16 de agosto 


SAN ROQUE,
Confesor Laico



Se armará nación contra nación,  y un reino 
contra otro reino; y habrá pestes, y hambres,
y terremotos en varios lugares.
(Mateo, 24, 7).

 
   San Roque, después de la muerte de sus padres, que eran los señores de Montpellier, vendió sus bienes y distribuyó su precio entre los pobres. Habiéndose declarado una peste en Italia, fue a este país para consagrarse a las víctimas del terrible flagelo. A un gran número curó con la señal de la cruz. Dios recompensó su abnegación curándolo a él mismo, por intermedio de un ángel, de una herida que había recibido. Cuando cayó enfermo en un bosque, todos los días recibió un pan que le traía un perro de un gentilhombre. De vuelta a Montpellier, fue tomado por espía y encarcelado. Permaneció así cinco años y murió en la cárcel a mediados del siglo XIV.

  MEDITACIÓN
SOBRE TRES AZOTES DE DIOS

   I. La peste, la guerra y el hambre son los tres: flagelos de que Dios acostumbra servirse para castigar a los hombres y recordarles sus deberes. Si Dios te envía estos azotes o alguna otra aflicción, di lo que decía San Lupa al rey Atila, azote de Dios: "Sed bienvenido, os deseábamos". Nos dejamos corromper por la prosperidad, y Dios, para corregirnos, nos en vía adversidades.

   II. Dios golpea al que ama: a menudo lo visita mediante las enfermedades, las humillaciones y los reveses de fortuna, a fin de desasirlo de las creaturas. Lo prueba con el fuego de la tribulación, como al oro en el crisol. Él conmuta los rigurosos suplicios del purgatorio con aflicciones. Después de esto, oh Dios mío, ¿me quejaré yo de los sufrimientos que Vos me enviáis?

   III. Los malvados, por el contrario, gozan de toda clase de prosperidades. Las riquezas, los place res y los honores por todas partes los rodean. No os asombréis de esto, tienen su paraíso en este mundo. Dios, que es justo y que nada deja sin recompensa, les da bienes en esta vida para recompensarlos por algunas buenas acciones que han realizado. ¡Pobres desgraciados! ¡os alegráis de vuestra prosperidad, y no veis que ella es para vosotros señal de reprobación! Es una señal de la cólera de Dios, que el pecador no sea castigado aquí abajo, si no lo hace en este mundo, es para castigarlo en el otro. (San Bernardo).

La paciencia
Orad por los enfermos.

ORACIÓN   

   Señor, os lo suplicamos, rodead sin cesar a vuestro pueblo con vuestra misericordiosa protección, y, en vista de los méritos del bienaventurado Roque, preservadlo de todo contagio, tanto de cuerpo como de alma. Por J. C. N. S. Amén.

miércoles, 15 de agosto de 2012

SANTORAL 15 DE AGOSTO




15 de agosto



LA ASUNCIÓN DE LA BIENAVENTURADA
VIRGEN MARÍA

María ha elegido la mejor parte,
de la que jamás será privada.
(Lucas, 10, 42).

 
   La vida de la Santísima Virgen, después de la Ascensión de Jesucristo, no estuvo exenta de sufrimiento. Sufrió al verse separada de su Hijo muy amado, y sin cesar suspiraba por el día en que podría reunirse con El. Aumentaba su mérito al infinito mediante la práctica constante de las más heroicas virtudes. Llegó, por fin, el dichoso día de su muerte y su alma se separó de su castísimo cuerpo, sin dolor ni violencia. Mas, la noche siguiente al día en que se depositó ese cuerpo en el sepulcro, su alma descendió del cielo, reunióse con él, y fue a colocarse en el cielo a la derecha de Jesucristo, en el trono que le había sido preparado.

  MEDITACIÓN
SOBRE EL TRIUNFO DE MARÍA

   I. La Santísima Virgen muere sin dolor y sin temor, con inefable deseo de ir a juntarse con su adorable Hijo. El amor divino es quien desprende su hermosa alma de su envoltura mortal. Tú también morirás; pero, ¿cómo morirás? ¿En el dolor y en el temor? Aprende de María a vivir bien para morir bien. Pídele la gracia de morir santamente. Ella la concede a sus servidores; y cuando te halles en ese terrible momento, dile con Justo Lipsio: Santa María, socorre a mi alma en lucha con la eternidad.

   II. La Santísima Virgen, resucita algún tiempo después de su muerte; ese cuerpo castísimo que había llevado a Jesucristo no debía sufrir la corrupción del sepulcro. ¡Oh, Virgen Santísima, qué alegría me causa el favor que se os ha acordado! Cuerpo mío, tú también resucitarás un día; pero, ¿será para la gloria o para los sufrimientos eternos? Lo ignoro, o más bien, sé que seré predestinado si soy un servidor fiel de María. Ningún servidor de María perece eternamente. (San Bernardo).

   III. ¡Cuán admirable es el triunfo de María! Entra en el cielo con cuerpo y alma; los ángeles salen a su encuentro; el Padre eterno la reconoce como Hija, Jesucristo como Madre, el Espíritu Santo como Esposa. Es elevada sobre los coros de los Ángeles y colocada en un trono al lado de su Hijo. Valor, ¡alma mía!, nada hay que no puedas obtener por medio de la Madre de Dios. Su poder es infinito, y su amor es igual a su poder. ¿Qué hice hasta ahora para merecer su protección y sus favores?

La devoción a la Sagrada Familia
Orad por la Iglesia.


ORACIÓN

   Perdonad misericordiosamente, Señor, las faltas de vuestros servidores, y, dada la impotencia en que nos encontramos de agradaros por nuestros propios méritos, concedednos la salvación por la intercesión de Aquélla que Vos elegisteis para que fuera la Madre de vuestro Hijo, Nuestro Señor, que, siendo Dios, vive y reina con Vos en unidad con el Espíritu Santo. Por J. C. N. S. Amén.


martes, 14 de agosto de 2012

SANTORAL 14 DE AGOSTO



14 de agosto 


SAN EUSEBIO, 
Confesor



Mirad qué amor nos ha testimoniado
el Padre, concediendo que nos llamemos
hijos de Dios, ¡Y que lo seamos!
(1 Juan, 3, 1).

 
   San Eusebio, presbítero romano, resistió valientemente a los arrianos. Para castigarlo por su fidelidad a Dios, el emperador Constancio lo hizo encerrar en una cárcel tan estrecha que apenas podía moverse en ella. Desde el fondo de su mazmorra, elevó al Cielo su corazón, rogando salir pronto de este destierro. Lo escuchó el Señor y lo llamó después de siete meses de prisión. Sobre su tumba se escribió este epitafio: Aquí yace Eusebio, varón de Dios.


  MEDITACIÓN
EL CRISTIANO DEBE SER
UN HOMBRE DE DIOS

   I. Eres de Dios: Él te ha creado, te conserva, te ha redimido y a cada momento te colma de sus mercedes. ¿No es verdad, acaso, que le debes una infinidad de favores particulares? Es tu Dios y tu Padre, y será tu juez; le perteneces por toda clase de títulos. Alma mía, ¿habrás de rehusar siempre someterte a este Dios que tantos derechos tiene a tus homenajes? ¿Cómo agradeces tú los favores que recibiste de su liberalidad? Alma mía, ¿no te someterás a Dios? (El Salmista)

   II. Puesto que eres de Dios, a Dios debes referir tus acciones, tus pensamientos y tus palabras; aquél a quien pertenece el árbol, tiene el derecho de recoger sus frutos. ¡Qué felicidad para ti poder trabajar para un señor que alienta tus trabajos, aplaude tus éxitos y los recompensa tan generosamente! ¿De qué manera trabajan para Dios mi cuerpo, mi alma, mi memoria, mi entendimiento, mi voluntad y mis sentidos?

   III. Si no eres tú un hombre de Dios, ¿a quién perteneces? ¿por quién trabajas? ¡Para el demonio que quiere condenarte, para el mundo que te engaña, para tu cuerpo que no es más que podredumbre, para honores que no son más que vanidad, para riquezas que habrás de abandonar a la muerte! Busca un señor que sea tan bueno, tan poderoso, tan liberal, tan perfecto como Dios; si no lo encuentras, vuelve al Señor tu Dios. Si alguno es piadoso, ése es un hombre de Dios, el impío es el hombre del demonio, no por naturaleza, sino por su propia elección. (San Ignacio).

El amor de Dios
Orad por los sacerdotes.

ORACIÓN   

   Oh Dios, que todos los años nos dais un nuevo motivo de gozo con la fiesta del bienaventurado Eusebio, vuestro confesor, haced, por vuestra bondad, que honrando su nacimiento al cielo, caminemos por sus huellas para llegar a Vos. Por J. C. N. S. Amén.


lunes, 13 de agosto de 2012

SANTORAL 13 DE AGOSTO



13  de agosto

CATEDRAL DE IMOLA, DONDE
SE VENERAN LAS RELIQUIAS DE SAN CASIANO



SAN CASIANO DE IMOLA, 
 Mártir





   San Casiano, maestro de escuela, sufrió el más cruel suplicio. Le ataron las manos atrás del cuerpo y lo entregaron a los niños, a quienes enseñaba, para que lo mataran a estiletazos. Tanto más prolongado y doloroso fue su suplicio cuanto menos fuerza tenían sus verdugos, y más gloriosa fue así su victoria.

   Casiano era un maestro severo y eficiente. Enseñaba a sus niños los rudimentos de la gramática, al mismo tiempo que un arte especial: el de la taquigrafía, ese arte de condensar en breves signos las palabras. Es acusado de cristiano. Y los perseguidores tienen la maligna ocurrencia de ponerle en manos de los mismos niños, sus discípulos, para que muera atormentado por ellos, y que los instrumentos del martirio sean los mismos de que antes se valían para aprender.

   El poeta Aurelio Prudencio, relata así el martirio de San Casiano:

   "Unos le arrojan las frágiles tablillas y las rompen en su cabeza; la madera salta, dejándole herida la frente. Le golpean las sangrientas mejillas con las enceradas tabletas, y la pequeña página se humedece en sangre con el golpe. Otros blanden sus punzones... Por unas partes es taladrado el mártir de Jesucristo, por otras es desgarrado; unos hincan hasta lo recóndito de las entrañas, otros se entretienen en desgarrar la piel. Todos los miembros, incluso las manos, recibieron mil pinchazos, y mil gotas de sangre fluyen al momento de cada miembro. Más cruel era el verduguito que se entretenía en surcar a flor de carne que el que hincaba hasta el fondo de las entrañas".

  MEDITACIÓN
SOBRE TRES PELIGROS
QUE SE ENCUENTRAN EN EL MUNDO

   I. Las máximas del mundo son tan contrarias a las de Jesucristo, que no hay que asombrarse de ver en él al vicio honrado y a la virtud despreciada. Dice Jesucristo que hay que despreciar las riquezas, el mundo pretende que hay que valerse de todo para adquirirlas; recomienda el Señor que se perdone a los enemigos, el mundo declara que un hombre que se precie de serlo no debe sufrir una afrenta sin vengarse: como si no fuese honorable obedecer a Jesu cristo e imitale. Considera una por una las máximas del mundo, y verás que son el polo opuesto de las máximas de Jesucristo.

   II. A máximas peligrosas, une el mundo malos ejemplos. En el mundo, cada uno busca los placeres, los honores, la fortuna; pocos piensan seriamente en su salvación. En el mundo, exhíbese el vicio sin em bozo y sin vergüenza, mientras que la virtud se escon de para escapar de las burlas y del odio de los malva dos. Quien no imita a los malvados, los ofende. (San Cipriano).

   III. En fin, en el mundo, no se obedece ni a la razón ni al Evangelio, no se sigue sino la costumbre cobarde; ésta es la que glorifica al vicio y denigra a la virtud. Cuídate de estos tres peligros, y regula tu vida según el Evangelio y no según los usos del mun do, donde los buenos son tan raros y los malos tan numerosos. Excepto algunos cristianos que huyen del mal, ¿qué es el resto de los hombres, sino la sen tina de los vicios? (Sa1viano).

La devoción
Orad por los que se
consagran a la enseñanza.

ORACIÓN   

   Haced, os lo suplicamos, oh Dios omnipotente, que la augusta solemnidad de vuestros bienaventurados mártires Hipólito y Casiano aumente en nosotros la devoción y el amor de la salvación. Por J. C. N. S. Amén.

domingo, 12 de agosto de 2012

SANTORAL 12 DE AGOSTO



12 de agosto 


SANTA CLARA,
Virgen



Mientras tenéis luz, creed en la luz,
para que seáis hijos de la luz.
(Juan, 12, 36).

 
   Santa Clara, a ejemplo de San Francisco de Asís, su conciudadano, distribuyó todos sus bienes a los pobres, y formó, bajo la dirección de este gran santo, una sociedad de vírgenes decididas como ella a vivir en el recogimiento y en la penitencia. Habiendo los moros atacado su monasterio, los puso en fuga presentándose ante ellos precedida por el Santísimo Sacramento. Ayunaba a pan y agua todo el Adviento y la Cuaresma; durante mucho tiempo, pasó, sin tomar alimento alguno, los lunes, miércoles y viernes de cada semana. Siempre llevaba un cilicio, andaba descalza, y acostábase sobre sarmientos tirados en el suelo. Murió en 1253.


  MEDITACIÓN
SOBRE LA VIDA DE
SANTA CLARA

   I. Se representa a Santa Clara con el Santísimo Sacramento en la mano, y se puede decir que contempló a Jesucristo, en este adorable misterio, para re producir en su vida las virtudes de que nos da ejemplo. ¿Qué más pobre que Jesucristo oculto en la Eucaristía? Está despojado de todos sus tesoros, y todos los atributos de su divinidad están allí como anonadados. Santa Clara ha imitado esta pobreza; fundó una Orden de religiosas que viven sólo de limosnas. ¿Qué amor tenemos nosotros por la pobreza? Para desposarse con ella, Jesús descendió del cielo a la tierra, y tú, por evitarla te precipitas en el infierno. ¡Cuán dichosos son los cristianos de poder adquirir el reino de los cielos mediante la pobreza! (San Agustín).

   II. Nada hay más puro, más casto que Jesucristo en la Eucaristía: tiene cuerpo, pero este cuerpo está glorificado y está privado de todas las satisfacciones de los sentidos. Santa Clara ha imitado esta mortíficaci6n; tal era su celo por el ayuno y las austeridades, que San Francisco se vio obligado a moderarlo. ¿Qué dices a esto, cristiano afeminado? El solo pensamiento de las mortificaciones que ha practicado esta santa, ¿no basta ya para asustar tu pusilanimidad?

   III. La obediencia de Jesucristo en la Eucaristía es admirable: obedece a la voz del sacerdote, sin tener en cuenta el mérito de la persona que lo manda; está a su disposición tanto de día como de noche. Así es como Santa Clara obedecía a San Francisco; y es así como debes obedecer tú a tus superiores. Mira a Jesús en el Santísimo Sacramento, míralo en la Cruz, y ya no te costará obedecer las órdenes que Él te da por boca de tus superiores.

La pobreza
Orad por los religiosos.

ORACIÓN   

   Escuchadnos, oh Dios Salvador nuestro, y que la fiesta de la bienaventurada Clara, vuestra virgen, regocijando nuestra alma, la enriquezca con sentimientos de tierna devoción. Por J. C. N. S. Amén.


sábado, 11 de agosto de 2012

SANTORAL 11 DE AGOSTO



11 de agosto



SANTA SUSANA ROMANA,
Mártir



   Susana, virgen romana, el mismo día rehusó, por guardar su virginidad, aceptar por esposo a Galerio Máximo, hijo del emperador Diocleciano, fue sometida a crueles tormentos y, al fin, decapitada en su palacio, hacia el año 295.

  MEDITACIÓN
SOBRE TRES MOTIVOS
PARA AMAR LA CASTIDAD

   I. Dios quiere ser amado; ahora bien, para amarlo perfectamente, no hay estado más ventajoso que el de la castidad. "La que vive con un esposo, dice San Pablo, busca agradar a su esposo; pero una virgen no piensa sino en agradar a Dios". Oh divino Esposo de nuestras almas, ¡cuán dulce el amaros! ¿Quién os iguala en belleza, en bondad y en riquezas? Busca tu esposo semejante a Jesucristo; si encuentras uno, ámalo, adhiérete a él, si no, no te alejes de Jesús.

   II. Testimonio de mucho amor por Jesucristo es sufrir mucho por Él y privarse, para agradarle, de los gozos terrenales; pues bien, eso es lo que hace un cristiano mediante la castidad: es preciso que se mortifique, que renuncie a todos los placeres de los sentidos, que se haga continua violencia. Se vio a muchos exponerse a sufrimientos, a la muerte misma, para agradar a una creatura cuya belleza los había seducido; ¡Y para agradar a Dios nada se quiere hacer! Si tanto se estima una perla falsa, ¡cuánto no habrá de estimarse una perla preciosa! (Tertuliano).

   III. El sacrificio es el mayor honor que podemos tributar a Dios. Ahora bien, el hombre casto sacrifica su cuerpo como hostia viva. El amor divino es el fuego que consume esta inocente víctima; el sacrificador y la víctima son el corazón y el cuerpo del cristiano. Este holocausto dura lo que dura la vida; por esto la castidad es un martirio, aparentemente menos cruel que el que los tiranos hicieron sufrir a los primeros cristianos, pero en realidad más penoso a causa de su larga duración. La castidad conservada implica también su martirio. (San Jerónimo).

La castidad
Orad por las vírgenes.

ORACIÓN   

   Haced, Señor, que seamos sostenidos por la asistencia continua de vuestros bienaventurados mártires Tiburcio y Susana, ya que no cesáis de mirar favorablemente a quienes acordáis tales socorros. Por J. C. N. S. Amén.


viernes, 10 de agosto de 2012

SANTORAL 10 DE AGOSTO




10 de agosto


SAN LORENZO, 
Diácono Mártir



El que ama su vida, la perderá,
mas el que aborrece su vida en este mundo,
la conservará para la vida eterna.
(Juan, 12, 25).

 
   San Lorenzo, diácono de la Iglesia de Roma, viendo al Papa San Sixto marchar a la muerte, le dijo con tristeza: "Oh padre mío, ¿adónde vas sin tu hijo? -No te abandono, respondióle el pontífice, me seguirás dentro de tres días". En efecto, Lorenzo fue prendido; y como le pidiesen los tesoros de la Iglesia, llevó ante el tirano a los pobres a quienes se los había distribuido, diciendo: "He aquí los tesoros de la Iglesia". Fue colocado sobre una parrilla ardiente, y, poco después, dijo al perseguidor: "Dadme vuelta, estoy bastante cocido de este lado". Lo dieron vuelta, y añadió poco después: "Está bastante cocido; podéis comer". Murió en el año 258, bajo Valeriano dando gracias a Dios por la merced que le concedía de poder sufrir por Él.

  MEDITACIÓN
SOBRE LA VIDA 
DE SAN LORENZO

    I.  De tal modo abrasaba a San Lorenzo el amor de Dios, dice San Agustín, que su cuerpo no sentía las llamas que lo consumían. Cuando se ama a Dios, no se ama el cuerpo ni los placeres carnales; se desprecia la vida y se desea la muerte. Siendo así, oh Dios mío, ¡cuán débil es mi amor por Vos! ¡Qué mal he aprovechado el tiempo que me concedéis! Es perder la vida no amar a Dios. (San Agustín).

   II. Su paciencia es admirable: no espera los tormentos, sale a su encuentro; sube al instrumento de su suplicio como a un carro de triunfo; urge a sus verdugos a que vuelvan su cuerpo para aumentar sus sufrimientos. Si amas tu cuerpo, si lo acaricias en esta vida, menester será experimentar en la otra o los fuegos del infierno o los del purgatorio. ¿Quién no preferiría arder una hora con San Lorenzo a soportar toda una eternidad el fuego del infierno? (San Agustín).

   III. San Lorenzo eleva su mirada al cielo y agradece a Dios el honor que le hace de aceptar el sacrificio de su vida. En tus aflicciones, imita su ejemplo: dirige tus miradas al cielo para pedir a Dios la gracia de sufrir con valentía; agradécele que ejercite tu paciencia y te juzgue digno de sufrir algo por Él. ¡In grato! ¡no agradeces a Dios sino cuando te concede favores temporales! El mayor presente que Dios puede hacerte es la santidad, y la santidad no se ad quiere sino por los sufrimientos.

El amor de Dios
Orad por el Papa.

ORACIÓN   

   Oh Dios omnipotente, que habéis dado a San Lorenzo la gracia de triunfar de las llamas que lo consumían, dignaos extinguir en nosotros el fuego de las pasiones culpables. Por J. C. N. S. Amén.