Este es un sitio para católicos tradicionales, con contenidos de teología, meditaciones, santoral y algunas noticias de actualidad.

sábado, 8 de diciembre de 2012

INEFFABILIS DEUS


INEFFABILIS DEUS
Carta Apostólica de Pío IX
del 8 de diciembre de 1854
SOBRE LA INMACULADA CONCEPCIÓN



1. María en los planes de Dios.
El inefable Dios, cuya conducta es misericordia y verdad, cuya voluntad es omnipotencia y cuya sabiduría alcanza de límite a límite con fortaleza y dispone suavemente todas las cosas, habiendo, previsto desde toda la eternidad la ruina lamentabilísima de todo el género humano, que había de provenir de la trasgresión de Adán, y habiendo decretado, con plan misterioso escondido desde la eternidad, llevar al cabo la primitiva obra de su misericordia, con plan todavía más secreto, por medio de la encarnación del Verbo, para que no pereciese el hombre impulsado a la culpa por la astucia de la diabólica maldad y para que lo que iba a caer en el primer Adán fuese restaurado más felizmente en el segundo, eligió y señaló, desde el principio y antes de los tiempos, una Madre, para que su unigénito Hijo, hecho carne de ella, naciese, en la dichosa plenitud de los tiempos, y en tanto grado la amó por encima de todas las criaturas, que en sola ella se complació con señaladísima benevolencia. Por lo cual tan maravillosamente la colmó de la abundancia de todos los celestiales carismas, sacada del tesoro de la divinidad, muy por encima de todos los ángeles y santos, que Ella, absolutamente siempre libre de toda mancha de pecado y toda hermosa y perfecta, manifestase tal plenitud de inocencia y santidad, que no se concibe en modo alguno mayor después de Dios y nadie puede imaginar fuera de Dios.

Y, por cierto era convenientísimo que brillase siempre adornada de los resplandores de la perfectísima santidad y que reportase un total triunfo de la antigua serpiente, enteramente inmune aun de la misma mancha de la culpa original, tan venerable Madre, a quien Dios Padre dispuso dar a su único Hijo, a quien ama como a sí mismo, engendrado como ha sido igual a sí de su corazón, de tal manera que naturalmente fuese uno y el mismo Hijo común de Dios Padre y de la Virgen, y a la que el mismo Hijo en persona determinó hacer sustancialmente su Madre y de la que el Espíritu Santo quiso e hizo que fuese concebido y naciese Aquel de quien él mismo procede.

2. Sentir de la Iglesia respecto a la concepción inmaculada.
Ahora bien, la Iglesia católica, que, de continuo enseñada por el Espíritu Santo, es columna y fundamento firme de la verdad, jamás desistió de explicar, poner de manifiesto y dar calor, de variadas e ininterrumpidas maneras y con hechos cada vez más espléndidos, a la original inocencia de la augusta Virgen, junto con su admirable santidad, y muy en consonancia con la altísima dignidad de Madre de Dios, por tenerla como doctrina recibida de lo alto y contenida en el depósito de la revelación. Pues esta doctrina, en vigor desde las más antiguas edades, íntimamente inoculada en los espíritus de los fieles, y maravillosamente propagada por el mundo católico por los cuidados afanosos de los sagrados prelados, espléndidamente la puso de relieve la Iglesia misma cuando no titubeó en proponer al público culto y veneración de los fieles la Concepción de la misma Virgen. Ahora bien, con este glorioso hecho, por cierto presentó al culto la Concepción de la misma Virgen como algo singular, maravilloso y muy distinto de los principios de los demás hombres y perfectamente santo, por no celebrar la Iglesia, sino festividades de los santos. Y por eso acostumbró a emplear en los oficios eclesiásticos y en la sagrada liturgia aún las mismísimas palabras que emplean las divinas Escrituras tratando de la Sabiduría increada y describiendo sus eternos orígenes, y aplicarla a los principios de la Virgen, los cuales habían sido predeterminados con un mismo decreto, juntamente con la encarnación de la divina Sabiduría.


SANTORAL 8 DE DICIEMBRE



LA INMACULADA CONCEPCIÓN
DE LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA

Salve, llena eres de gracia; el Señores contigo. 
(Lucas, 1, 28).



   La Virgen María, por un privilegio único en vista de su destino divino, fue concebida sin pecado. Nunca el demonio tuvo poder alguno sobre Ella, porque estuvo exenta de pecado original. Debes honrar muy especialmente esta prerrogativa de la Madre de Dios, porque es el comienzo de su santificación y de su gloria. Regocíjate con Ella por la dicha que tuvo de ser librada del pecado de Adán, y recibir más gracias, en ese momento feliz de su Concepción, que la que nunca poseyeron los hombres y los ángeles juntos.

MEDITACIÓN SOBRE
LA INMACULADA CONCEPCIÓN

   I. María fue concebida sin pecado; es éste un favor que Dios pudo hacerle, porque nada es imposible para su omnipotencia. Reina de los Ángeles, Madre de mi Salvador, estoy lleno de alegría cuando considero que el pecado nunca entró en vuestra alma, y habéis estado plena de gracias desde vuestra concepción. Lo creo, Virgen Santísima, y por todas partes sostendré el honor de vuestra Inmaculada Concepción.

   II. Dios ha debido por una cierta conveniencia, preservar a María del pecado original. Padre eterno, ¿hubierais podido acaso permitir que vuestra queridísima Hija, la Madre de vuestro Hijo, fuese, aunque sea por un instante, esclava del demonio? ¿Podíais Vos, Espíritu Santo, dejar que penetrara vuestro enemigo en el corazón de vuestra Esposa muy amada? y Vos, Verbo eterno, ¿Podíais dejar que se profanase el templo donde debíais habitar? ¡Oh, no! sería injuriar a vuestro amor filial sólo pensarlo. Creemos, pues, con la Iglesia católica que la Bienaventurada Virgen María ha sido, por privilegio único de Dios, enteramente preservada de la mancha original desde el primer instante de su Concepción. (Pío IX).

   III. Cuando, después de haber puesto nuestros ojos en la Virgen Inmaculada, los bajamos a nosotros mismos, ¡cuán diferentes nos encontramos a nuestra Madre! ¡Nacemos pecadores, vivimos en el crimen y estamos expuestos a morir en el pecado! Pero Vos, Virgen Santa, vendréis en nuestra ayuda: no dejaréis perecer a vuestros hijos. El que recurre a María no puede perecer: es el fundamento de toda esperanza. (San Bernardo).

La devoción
a la 
Inmaculada Concepción.
Orad por las Congregaciones
 de la Santísima Virgen.

ORACIÓN

   Oh Dios que, por la Inmaculada Concepción de la Virgen, habéis preparado un santuario digno para vuestro Hijo, dignaos, después de haberlo preservado de toda mancha en previsión de la muerte de este mismo Hijo, concedernos a nosotros, por su intercesión, la gracia de llegar hasta Vos, purificados de toda mancha. Por J. C. N. S. Amén.

AD DIEM ILLUM LAETISSIMUN,Encíclica de San Pío X, anunciando al Orbe Cristiano el Jubileo extraordinario a propósito del aniversario del Dogma de la Inmaculada Concepción, la devoción a la Sma. Virgen, 2/2/1904

FULGENS CORONA, Encíclica de Pío XII, con motivo del primer centenario de la definición del dogma de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen, 8/9/1953