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sábado, 7 de enero de 2012

SERMÓN EN LA FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA

FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA



Nazaret es el ideal de las familias cristianas, y la Sagrada Familia es modelo y patrona de ellas.

Toda familia cristiana dirige, casi instintivamente, la mirada a la Sagrada Familia de Nazaret y se atribuye un título particular para la protección de Jesús, María y José.

Dios ha querido ofrecer a las familias un modelo tangible e imitable. Jesús, que renunció a los goces humanos, gustó, sin embargo, la dulzura del hogar doméstico en Nazaret.

Nazaret es el ideal de la familia, porque en ella la autoridad serena y sin asperezas se junta con una obediencia sonriente y sin indecisiones; porque la integridad se une allí a la fecundidad, el trabajo a la oración, el buen querer humano a la benevolencia divina…

A la luz, clara y suave, del hogar de Nazaret, meditemos sobre las graves responsabilidades que asumen los que han decidido constituir un hogar; muy particularmente aquellos que se aprontan para hacerlo este año o en los próximos inmediatos.

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Hay momentos decisivos en la vida del hombre…

Y si alguno es decisivo, es el momento del libre consentimiento para un estado de vida con graves obligaciones y de indisolubilidad absoluta.

Momento decisivo, porque de él depende la felicidad terrena y no pocas veces la misma felicidad eterna.

¿Será mucho exigir que los que vayan a contraer matrimonio, vayan preparados a ello debidamente?

Para cosas baladíes de la vida, precede no pocas veces larga y aun costosa preparación; ¿será pedir mucho que para la vida indisoluble matrimonial preceda preparación consciente y seria?

Bien vale la pena dedicarse a meditar sobre la hora que decide el futuro de la familia y del propio bienestar terreno y eterno.

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Hora de trascendencia, tal vez definitiva, es la de la elección de estado. Hora de trascendencia, tal vez definitiva, la de la elección de cónyuge.

Y hora a la que tan de ordinario se va empujado solamente por el ímpetu ciego pasional, cuando se debiera de ir a ella con la luz de la razón y de la fe, y con el dominio que requiere la responsabilidad que en ella se contrae.

La luz de la razón y de la fe, y no los ímpetus de la pasión inconsciente, ha de ser el guía en la preparación del matrimonio.

El concepto materialista de la vida es el que, aun entre católicos, dirige no pocas veces la formación del hogar. Sin atender a normas superiores, sin preocuparse del fin para el que Dios puso al hombre en esta vida, sin atender al fin del matrimonio, sólo se atiende al placer de los sentidos, al placer saciativo de momento.

¿Y qué extraño que con ese fin del placer ante todo y sobre todo, sin normas de leyes divinas, resulten esos matrimonios en que se elimina o se regula la natalidad, se viola la fidelidad conyugal, y se cuartean las leyes todas del matrimonio?

Por el contrario, ni se frustra la natalidad, ni se quebranta la fidelidad conyugal, ni se deja de cumplir con los deberes impuestos por Dios al matrimonio, si preside en el contrato matrimonial la idea cristiana de que Dios hace partícipes a los contrayentes de la dignidad de colaboradores en la obra de la Creación al destinarlos a perpetuar la especie; y sobre este fin natural eleva a los padres a la misión sobrenatural de engendrar hijos que sean verdaderos hijos de Dios y herederos del Reino de los cielos.

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Con el concepto materialista de la vida, es natural que los contrayentes del matrimonio ni se preocupen, ni menos utilicen los auxilios concedidos por Dios para facilitar el cumplimiento de los deberes conyugales.

Con el concepto cristiano de la vida, por el contrario, es también natural que se aprecien y se utilicen con diligencia todos esos auxilios y gracias que Dios ha concedido para el fácil y fiel cumplimiento de las cargas matrimoniales.

Y por eso, el punto esencial de partida en la preparación al matrimonio es el de la recta instrucción acerca del mismo.

Instrucción sobre su naturaleza y sus fines esenciales; instrucción sobre las obligaciones que impone; instrucción sobre los derechos que concede; instrucción sobre los medios que Dios ha puesto a disposición de los cónyuges para que puedan cumplir con toda fidelidad e íntegramente con sus deberes.

Necesaria la instrucción prematrimonial, porque ¿se va dar un sí, en un contrato sin que sepa la parte contrayente qué es a lo que se compromete con ese sí?

¿Contrato entre hombres conscientes y dignos y responsables, sin ponderar detenidamente el alcance y las obligaciones que contraen?

Necesaria la instrucción prematrimonial; esa recta y sana instrucción que enseña las obligaciones y los derechos que adquieren los contrayentes, y los medios con que pueden contar para cumplirlos.

Esta saludable instrucción y ordenación religiosa sobre el matrimonio cristiano dista mucho de las exageradas doctrinas fisiológicas por medio de las cuales algunos reformadores de la vida conyugal pretenden hoy auxiliar a los esposos, hablándoles de aquellas materias fisiológicas con las cuales, sin embargo, aprenden más bien el arte de pecar con refinamiento que la virtud de vivir castamente.

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No puede negarse que, tanto el fundamento firme del matrimonio feliz, como la ruina del desgraciado, se preparan y se basan en los jóvenes de ambos sexos durante los días de su infancia y de su juventud.

Y así hay que temer que quienes antes del matrimonio sólo se buscaron a sí mismos y a sus cosas, y quienes condescendieron con sus deseos aun cuando fueran impuros, sean en el matrimonio cuales fueron antes de contraerlo, es decir, que cosechen lo que sembraron: o sea, tristeza en el hogar doméstico, llanto, mutuo desprecio, discordias, aversiones, tedio de la vida común, y lo que es peor, encontrarse a sí mismos llenos de pasiones desenfrenadas.

¡Cuántos matrimonios han tenido en la juventud de los contrayentes la raíz de su desventura!

De jóvenes ellos licenciosos, profesionales de la vida de crápula, encharcados en el fango de los vicios, que han ido, de tumbo en tumbo, del alcohol a la morfina, de la lujuria a la degradación del refinamiento vicioso, ¿qué maridos podrá esperarse cuando contraigan matrimonio?

De jóvenes ellas sensuales, vendedoras en público de su cuerpo, sin sentido del pudor, alardeadoras de procacidad, huyendo el sacrificio y corriendo alocadas tras el placer, ¿qué madres futuras podrán salir cuando contraigan matrimonio?

Enorme el influjo de la juventud en la futura vida matrimonial.

Hay que ordenar la juventud, para obtener hogares felices.

Es, pues, menester corregir las inclinaciones desordenadas, fomentar y ordenar las buenas, desde la más tierna infancia, y sobre todo hay que iluminar el entendimiento y fortalecer la voluntad con las verdades sobrenaturales y los medios de la gracia, sin la cual no es posible dominar las perversas inclinaciones y alcanzar la debida perfección educativa de la Iglesia.

Es imposible dominar las pasiones sin iluminar el entendimiento y sin fortalecer la voluntad con las verdades sobrenaturales y los medios de la gracia.

Y este es el triste estado de gran parte de la juventud y de la humanidad actual, que ni tiene luz sobrenatural en el entendimiento, ni usa de los medios eficaces de la gracia; por eso, la juventud y la humanidad están en tanto número dominadas por sus perversas inclinaciones.

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A esta preparación, que podemos denominar remota, se debe añadir la preparación próxima, a la cual pertenece de una manera especial la elección de consorte, porque de aquí depende en gran parte la felicidad del futuro matrimonio, ya que un cónyuge puede ser al otro de gran ayuda para llevar la vida conyugal cristianamente, o, por el contrario, crearle serios peligros y dificultades.

¡Cuántas veces los problemas trágicos de vida familiar tienen la desgracia de ser insolubles por arrancar del hecho fundamental del desacierto en la elección de consorte!

Se procedió con pasión, en la hora de la reflexión; se procedió con improvisación, en la hora de la preparación; y se pagan lamentabilísimamente las consecuencias.

¡Qué momento tan trascendental el de la elección de consorte! De él depende, en grandísima parte, la felicidad del futuro hogar.

Jóvenes, escoged para consorte de vuestra vida en unión indisoluble, no al que os será estorbo y tropiezo para cumplir vuestras obligaciones graves de casados, sino al que os sea ayuda y sostén.

Para que no padezcan, pues, por toda la vida las consecuencias de una imprudente elección, deliberen seriamente los que desean casarse, antes de elegir la persona con la que han de convivir para siempre; y en esta deliberación tengan presente las consecuencias que se derivan del matrimonio, en orden, en primer lugar, a la verdadera religión de Cristo, y además en orden a sí mismo, al otro cónyuge, a la futura prole y a las sociedades religiosa y civil.

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Si los padres se preocupasen de formar a sus hijos para el matrimonio, y los mismos jóvenes, futuros contrayentes, procurasen su formación para este Sacramento santo, ¡cuántas desgracias desaparecerían de la vida conyugal, y qué tragedias no dejarían de existir en el hogar!

Para la felicidad de un hogar, es necesario que, antes de haberlo formado, preceda una preparación cristiana para el matrimonio.

Preparación a base de un concepto cristiano, y no materialista y pagano, de la vida.

Preparación, con una seria deliberación, a la luz de la razón y la fe, sobre la elección de estado.

Preparación, con una recta instrucción de todos los deberes matrimoniales, de todos sus derechos y de los medios todos que ayudan a cumplirlos.

Preparación remota, con el dominio de las pasiones, sin condescendencia con los estímulos de la carne.

Preparación próxima, con la elección de consorte, no por cálculos de interés, sino con reflexión a la luz de los principios sobrenaturales, y que excluya la pura pasión y la inconsciente determinación.

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Todo lo que llevamos dicho ha sido válido siempre, en todos los tiempos y en todas las circunstancias en que la Iglesia y la Sociedad Civil han tenido que desarrollarse.

Pero todo esto cobra particular importancia en las actuales coyunturas, que han sido descritas con toda claridad por Monseñor Marcel Lefebvre:

Sabemos muy bien que el objetivo de las sectas masónicas es la creación un gobierno mundial con los ideales masónicos, es decir los derechos del hombre, la igualdad, la fraternidad y la libertad, comprendidas en un sentido anticristiano, contra Nuestro Señor.
Esos ideales serían defendidos por un gobierno mundial que establecería una especie de socialismo para uso de todos los países y, a continuación, un congreso de las religiones, que las abarcaría a todas, incluida la católica, y que estaría al servicio del gobierno mundial.
Habría dos congresos: el político universal, que dirigiría el mundo; y el congreso de las religiones, que iría en socorro de este gobierno mundial, y que estaría, evidentemente, a sueldo de este gobierno.
Hemos llegado, yo pienso, al tiempo de las tinieblas. Debemos releer la segunda epístola de San Pablo a los tesalonicenses, que nos anuncia y nos describe, sin indicación de duración, la llegada de la apostasía y de una cierta destrucción.
Es necesario que un obstáculo desparezca. Los Padres de la Iglesia han pensado que el obstáculo era el imperio romano. Ahora bien, el imperio romano ha sido disuelto y el Anticristo no ha venido.
No se trata, pues, del poder temporal de Roma, sino del poder romano espiritual, el que ha sucedido al poder romano temporal.
Para Santo Tomás de Aquino se trata del poder romano espiritual, que no es otro que el poder del Papa.
La apostasía anunciada por la Escritura llega. La llegada del Anticristo se acerca. Es de una evidente claridad.
Yo pienso que verdaderamente vivimos el tiempo de la preparación a la venida del Anticristo. Es la apostasía, es el desmoronamiento de Nuestro Señor Jesucristo, la nivelación de la Iglesia en igualdad con las falsas religiones.
La Iglesia no es más la Esposa de Cristo, que es el único Dios.
La Sede de Pedro y los puestos de autoridad de Roma están ocupados por anticristos.
Roma ha perdido la fe. Roma está en la apostasía. Estas no son simples palabras, no son palabras vacías las que digo. Es la verdad. Roma está en apostasía.
Roma está en tinieblas, en las tinieblas del error. Nos es imposible negarlo.
Debemos ser conscientes de este combate dramático, apocalíptico en el cual vivimos y no minimizarlo.
En la medida en que lo minimizamos, nuestro ardor para el combate disminuye.
Nos volvemos más débiles y no nos atrevemos a declarar más la Verdad.

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He aquí las circunstancias en las que debemos profesar y confesar nuestra fe. En estas coyunturas deben los hogares santificarse y santificar su vida matrimonial.

No faltará quien piense que esto es demasiado y que es imposible llevarlo a cabo.

Pero la Providencia, que condujo de la mano al antiguo José cuando entregado y vendido por sus hermanos fue primero esclavo para venir a ser luego el superintendente y señor de toda la tierra de Egipto y nutridor de su familia; la Providencia, que guió al segundo José en aquel mismo país a donde llegó privado de todo sin conocer ni los habitantes ni las costumbres ni la lengua, y de donde, no obstante todo esto, retornó sano y salvo con María y Jesús; la Providencia, ¿no tendrá hoy la misma compasiva bondad, el mismo ilimitado poder?

Lo que sucede es que muchas veces los hombres olvidan las palabras de Nuestro Señor en el Evangelio: Buscad en primer lugar el reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se os dará por añadidura…

Dad a Dios animosa y lealmente lo que Él tiene derecho a esperar de vosotros: todo el esfuerzo personal posible, la obediencia que se le debe como a Señor supremo, la confianza hacia Él como hacia el mejor de los Padres.

Entonces podréis contar con lo que esperáis de Él, y que Él prometió cuando dijo: Mirad los pájaros del cielo, mirad los lirios del campo; y no tengáis cuidado por el día de mañana.

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Dios os ayude, padres, para que inculquéis esta doctrina en las inteligencias y corazones de vuestros hijos.

Dios os conceda, jóvenes, el que la llevéis a la práctica en vuestra vida matrimonial.

Entonces podremos esperar fundadamente el que haya hogares con la felicidad posible en este valle de lágrimas; hogares en los que se cumpla la altísima misión que Dios dio a la familia cristiana, la de ser la colaboradora del Creador en la propagación del género humano, y la suministradora de los destinados a ser hijos de Dios y herederos del Reino de los Cielos.

Vosotros, padres y madres, vosotros recién casados o por contraer matrimonio este año 2012, que sucedéis a otros hogares, recordad la palabra del Eclesiastés: Pasa una generación y sucede otra; pero queda siempre la tierra.

Así corren nuevos siglos, pero Dios no cambia; no cambia el Evangelio ni el destino del hombre para la eternidad; no cambia la ley de la familia; no cambia el inefable ejemplo de la familia de Nazaret.

Mirad, pues, a aquella modesta y humilde mansión, oh padres y madres: contemplad a Aquel que se creía hijo del carpintero José, nacido del Espíritu Santo y de la Virgen, Esclava del Señor; y confortaos en los sacrificios y en los trabajos de la vida.

Arrodillaos ante Ellos como niños; invocadlos, suplicadles; y aprended de Ellos cómo las contrariedades y dificultades de la vida familiar no humillan, sino exaltan; cómo no hacen al hombre ni a la mujer menos grandes o queridos para el Cielo, sino que valen una felicidad, que en vano se busca entre las comodidades de este mundo, donde todo es efímero y fugaz.

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Terminamos nuestras palabras elevando a la Santa Familia de Nazaret una ardiente súplica por todos y cada uno de vuestros hogares, para que vosotros cumpláis vuestro oficio a imitación de María Santísima y de San José, y así podáis educar y hacer crecer a aquellos pequeños cristianos, miembros vivos de Cristo, que están destinados a gozar con vosotros un día la eterna bienaventuranza del Cielo.

Que el Niño Jesús, la Santísima Virgen María y el Buen San José, miembros de la Sagrada Familia, bendigan los hogares católicos y les dispensen abundantes gracias para cumplir con sus sagrados deberes en este año 2012 que comienza.

P. CERIANI

SALTAN DE LA CUNA A LA ADULTEZ





Leticia lleva el cabello planchado y con mechones rubios. Viste un top rosa, minifalda a la cadera, de tablones, en cuadros grises, mallas blancas hasta los muslos y encima unas rosadas, a la rodilla.  En el cinto de la falda lleva un celular plateado. La sombra azul de los párpados destaca sus ojos color miel, y un brillo transparente, la boca.

Omar, pantalón holgado de encuarte a la rodilla, camiseta extra large, chaleco, tenis y gorra con visera hacia la nuca, le rodea los hombros con su brazo, y de cuando en cuando comparte con ella un cigarrillo.

Hoy no le prestaron el carro para encontrarse con su novia, su mamá lo trajo a este centro comercial de Valle Oriente. 

Leticia y Omar tienen 12 y 13 años, respectivamente, e igual que otros menores, van por la vida como adultos chiquitos. 

Los padres de Leticia ignoran que tiene novio, a los de Omar les parece "cool" y hablan de su noviazgo como de un juego, aunque Omar aclara estar muy enamorado de Leticia. 

Cada viernes, los adolescentes se ven de las cuatro de la tarde que los deja su mamá, a las 9 de la noche, que los recoge. Si él trae carro se alejan a dar una vuelta sin que nadie los moleste.

No tiene licencia de conducir, pero su papá le permite manejar un Mondeo 2003, de la familia. 
Aunque los accidentes automovilísticos son la primera causa de muerte entre los jóvenes, algunos padres sostienen que sus hijos están capacitados para conducir, no desde los 15 ó 16 años, sino desde los 11 ó 12. 

Como Omar, muchos van por las avenidas sin licencia, ya que en Garza García sólo han expedido 278 en el año, a jóvenes de 16, y credenciales, renovables por trimestre, a 347 muchachos de 15. En ambos casos con carta responsiva firmada por el padre. 

En Monterrey, de agosto a noviembre van 701 licencias para chicos de 16 años cumplidos. 
Cerca de las 9, Omar deja a Leticia cerca de la puerta, donde se reúne con sus amigas a esperar que vengan por ella, y él regresa a San Pedro para seguir la fiesta.

Entre risas ahogadas, cuentan que los guardias los corrieron una vez del estacionamiento por sorprenderlos "muy románticos" en el coche. 

"Mi mamá ni enterada. Me trae aquí, lleva a mi hermanito al entrenamiento de futbol, después lo deja en la casa con la muchacha, se va con sus amigas a tomar café, y se ponen de acuerdo para ver quién nos recoge porque mis amigas son hijas de las amigas de mi mamá", relata Leticia. 

"Aquí traigo mi celular por si necesito algo. Desde que estaba en cuarto me compraron el primero, para las emergencias, ¿verdad?". 

Entre semana, Omar y Leticia se comunican vía telefónica. Ella cursa primero de secundaria en un colegio exclusivo para niñas, y él, segundo, en uno de varones. Sus tardes las ocupan tareas y clases extras. 
Viven a cuadras de distancia, y se hicieron novios en el cumpleaños de una amiga hace dos meses. Fue un baile de sábado por la noche, sin la presencia de los padres.

"¡Es que ya no somos niños!", responde indignada a las preguntas: ¿un baile por la noche?, ¿y no estaban los papás de tu amiga? 
El salto de la cuna a la adultez es la tendencia mundial, pero los padres no respaldan ese crecimiento acelerado con bases para enfrentar los retos a que los exponen, advierte el investigador y catedrático de la UDEM, Jesús Amaya Guerra. 

Los papás inmersos en esta corriente son, por lo regular, profesionistas deseosos de que sus hijos vayan acorde a la modernidad, que implica copiar modelos extranjeros, una independencia temprana y altas expectativas en su desarrollo académico y social. 

El especialista en Educación, en el área Cognitiva y de Aprendizaje, dice que estos padres presionan a los colegios para modificar sus contenidos, y a los tres años, sus pequeños llevan matemáticas, computación, lectura e inglés, en una etapa en que lo deseable serían los juegos, las rimas y el desarrollo de su coordinación motriz.

Desde chicos les programan una agenda social y de clases extra, que si bien aporta conocimientos, habilidades y capacidad de expresión, en exceso crea niños estresados y apáticos.

"Para los 10 ó 12 años los dejan solos en casa, en fiestas de tarde o noche, en plazas comerciales, y ya inician los noviazgos. Se les da todo y no se les exige nada", señala Amaya Guerra.



"Son una generación de nido vacío, los papás trabajan, o la cabeza de familia es una mujer sola, soltera o divorciada, o una ama de casa con su agenda social".

En un estudio elaborado por el catedrático entre madres jóvenes, quedó de manifiesto su mayor ansiedad para educar a los hijos. 

"Expresan que es una friega ser mamá", comparte Amaya Guerra, "los hijos no las obedecen y piensan que entre menos tiempo pasen juntos, menos serán las fricciones".

Los niños y adolescentes de hoy están más informados y despiertos, pero no necesariamente maduros, urge sobre ellos mayor disciplina, responsabilidades y supervisión. 

"Los papás los dejan hacer lo que quieren, desde vestir sexy a las niñas de 10, 11 años, hasta llegar a casa a medianoche, fumar, y andar solos; no los estamos haciendo madurar en sus responsabilidades".

La excesiva permisividad ya se refleja en las estadísticas del sector salud nuevoleonés. De tres embarazos, uno es en adolescentes, y de los mil 500 casos anuales de drogadicción, un 12 por ciento se encuentra entre menores de 14 años. 

Un fenómeno similar se observa en el consumo de cigarros y alcohol. Inician entre los 10 y 14 años, incluyendo cada vez más a las jovencitas.

Juan José Roque Segovia, coordinador del Programa Estatal de Prevención y Control de Adicciones de la Secretaría de Salud, insiste en que la asociación de estos productos al reconocimiento del grupo, sumado a que mamá y papá fuman y toman, hace que los menores piensen que es una práctica glamorosa. 

"Es momento de que los padres sean centinelas", expresa Amaya Guerra, "que formen, disciplinen y orienten, de lo contrario estos muchachos empezarán a vivir una eterna adolescencia desde los 20, hasta los 30 ó 40 años, acostumbrados a no afrontar responsabilidades y a sentir que todo lo merecen".



Desde hace un año, Leticia visita regularmente el salón de belleza para el retoque de las luces, manicure, pedicure, depilación y peinado. 

Los estilistas Luis Iván y Eliza Cantú dicen que buena parte de su clientela incluye adolescentes entre 12 y 15 años, que acuden con su mamá para tener un look a la Britney Spears o Christina Aguilera, hasta con uso de extensiones y maquillaje. 
Los programas televisivos, anuncios y películas para púberes impulsan el que las niñas luzcan atractivas y que haya un interés por el sexo opuesto a muy corta edad, menciona la asesora en desarrollo humano y sexualidad, Blanca Villalonga de Jaime. 
Así lo percibe en cursos y conferencias para adolescentes, donde preguntas y comentarios harían irse de espaldas a muchos padres. 

"Una chica de segundo de secundaria me dijo que su novio le pidió tener relaciones, y por eso decidió tomar un curso de educación sexual. 

"Fíjate, me contó, ´mi mamá me deja tener novio, y nada más me dice: cuídate, yo sé que no eres tonta, pero no me dice con qué, si con pastillas anticonceptivas, o condón´... 
"¿No piensas que tu mamá quiere decir: abstente y haz que tu novio respete tu cuerpo? Y la muchacha asombrada, me respondió: ¿Tú crees?". 

Villalonga de Jaime platica que si las jovencitas llegan a segundo de secundaria sin pareja, las más "adelantadas" las califican de "loosers" (fracasadas), y una de las "soluciones" que los muchachos proponen para evitar embarazos es la práctica del sexo oral. 
Los oídos y ojos infantiles encuentran por televisión imágenes de mujeres semidesnudas y escenas con contenido sexual. 
"No existe ahora brecha generacional, sin embargo, los papás no hablan con sus hijos. Les pregunto a los muchachos cuántas horas ven la tele, y me contestan cinco o siete horas, y cuando les digo, cuánto tiempo hablan con sus papás, me dicen: ´pues casi nunca´".

Villalonga de Jaime menciona que los padres deben prepararse para responder sus inquietudes y reforzar lo básico: saber quiénes son sus amigos, dónde están, qué hacen, y no creer que con darles un celular están protegidos y supervisados. 
Hay mamás que dejan a sus hijas solas en los centros comerciales, pero algún adulto puede abordarlas y convencerlas, por su falta de madurez, de llevárselas a algún lugar y dañarlas. 

"Que tengan novio tan pronto, tampoco es conveniente. Si esa relación termina puede causarles depresión, y tal vez no sepan cómo manejarla. Se han dado casos de trastornos mayores o incluso suicidios, porque a esa edad pueden magnificar esas pérdidas".

Omar cuenta que sus papás son muy alivianados, y lo dejan ir a las fiestas de sus amigos, aunque acaben en la madrugada. 
"Confían en mí, y no les digo mucho de lo que pasa para que me sigan dejando ir. Mis amigos no son alocados, pero a veces llegan unos más grandes que sacan botellas del bar de su papá. 

"Yo sí tomo. No le entro es a la droga, eso es más ´heavy´, porque sí te la ofrecen".
Como él, unos 200 mil jóvenes consumen alcohol en distinta medida, cada fin de semana, revelan cifras de la Secretaría de Salud. 

"Pero no me pongo hasta el queso", aclara, "porque cuando voy a llegar tarde a la casa mi papá me insiste en que me lleve el carro".

Fuente: http://www.mujernueva.org/articulos/articulop.phtml?se=3&ca=5&te=1&id=2529

PENSAMIENTOS DE SAN JUAN DE LA CRUZ

NEGATIO
IV

Ama el no ser conocido de ti ni de los otros. Nunca mires los bienes y los males ajenos.

Ten ordinaria memoria de la vida eterna, y que los más abatidos y pobres y que en menos se tienen, gozarán de más alto señorío y gloria en Dios.

Considera que es en gran  manera necesario el ser contrario a si mismo y caminar por vía penitente, si pretendes alcanzar la perfección.

Vive como si no hubiese en el mundo más que Dios y tu alma, para que no pueda tu corazón ser detenido por cosa humana.

Reine en tu alma siempre un estudio de inclinarse no a lo fácil, sino a lo más dificultoso; no a lo más gustoso, sino a lo más desabrido; no a lo más alto y precioso, sino a lo más bajo y despreciado; no a lo más, sino a lo que es menos; no, a lo que es querer algo, sino a no querer nada; no a andar buscando lo mejor de las cosas, sino lo peor; y traer desnudez y vacío y pobreza por Jesucristo de cuanto hay en el mundo.

Si supiesen las almas de cuánto provecho es el padecer y la mortificación para venir a altos bienes, en ninguna manera buscarían consuelo en cosa alguna.

Si un alma tiene más paciencia para sufrir y más tolerancia para carecer de gustos, es señal que tiene más aprovechamiento en la virtud.

El alma que en medio de sus sequedades y desamparos trae un ordinario cuidado y solicitud de Dios con pena y recelo de que  no le sirve, ofrece un sacrificio muy agradable a Dios.

Si alguno te persuadiere doctrina de anchura, aunque la confirme con milagros, no lo creas, sino más penitencia y más desasimiento de todas las cosas.

Como en la generación natural no se puede introducir una forma sin que primero se expela del sujeto la forma contraria, que es impedimento a la otra, así,  en tanto que el alma se sujeta al espíritu sensible y animal, no puede entrar en ella el  espíritu puro espiritual.

Como el madero no se transforma en el fuego por un solo grado de calor que le falte en su disposición, a si no se transforma el alma en Dios perfectamente por una imperfección que tenga.

Igualmente está detenida el ave para sus vuelos con los lazos del alambre recio  o del más sútil y delicado hilo, pues mientras no rompe el uno y otro estorbo, prisionera y cautiva de los lazos, no pueden  ejercitarse en el vuelo; así también el alma que esta presa por afición a las cosas humanas por pequeñas que sean, mientras duran los lazos no puede caminar a Dios.

Ha el espiritual de mirar mucho que  se le comience el corazón y el gozo a asir a las cosas temporales, temiendo que de a poco vendrá a mucho, creciendo de grado en grado; pues de pequeño a principio, en el fin es el daño grande, como una centella basta para quemar un monte.

Nunca se fíe por ser pequeño el asimiento, si no le corta  luego, pensando que adelante lo hará; porque si cuando es tan poco  y al principio no tiene ánimo para acabarlo, cuando sea mucho y muy arraigado ¿cómo piensa y presume que podrá?


SANTORAL 7 DE DE ENERO


7 de enero



SAN LUCIANO,
Presbítero y Mártir



Apartaos de mí, malditos: id al fuego eterno, que ha
sido preparado para el diablo y sus ángeles.
(Mateo, 25, 41).

   San Luciano puede ser llamado el cristiano por antonomasia, pues, a la edad de doce años, distribuyó todos sus bienes a los pobres.
    Fue sacerdote en Antioquía, profesor de exégesis bíblica y fundador de la Escuela de Antioquía, traduce el Antiguo Testamento, su campo propio; y destaca por su virtud, sabiduría y oratoria.

   Durante la persecución de Valerio Maximiano, es martirizado en Nicodemia, el 7 de enero del año 212, y sepultado en Helenópolis de Bitinia.

   Como no tuviera altar en la prisión, el amor ingenioso que profesaba a Dios le inspiró la idea de hacerse sostener por sus discípulos y de consagrar a Jesucristo sobre su pecho. Fue así, el sacerdote, el altar y la víctima de Dios, por quien derramó su sangre en el año 312.

  MEDITACIÓN SOBRE 
EL INFIERNO   

   I. El infierno es el lugar destinado para el castigo de los réprobos. Su mayor suplicio será no ver a Dios, lo que constituye la felicidad de los elegidos. Conocerán las perfecciones de Dios, desearán gozar de ellas, pero no podrán; y como Dios es la fuente de todo bien, ellos también serán privados de toda clase de bienes. No habrá ya para ellos ni alegría ni contento. Infeliz estado, ¿quién podría concebirte? La pérdida de un amigo, de un pariente, de un bien que amas, te hace gemir: ¿qué no producirá conocer el valor de Dios, y ser separado de Él para siempre?

   II. Padecerán todos los tormentos, imaginables e inimaginables: el hambre, la sed, las tinieblas, los espectros pavorosos, el fuego... El condenado será atormentado en todas las partes de su cuerpo, en todas las potencias de su alma. Cristiano afeminado, un dolor de muelas te hace gritar, no podrías mantener un dedo ni siquiera un momento en el fuego, ¿cómo soportarás esos suplicios que han merecido tus crímenes?

   III. Esos tormentos durarán toda la eternidad, sin consuelo, sin interrupción, sin esperanza. ¡Oh Dios! Cuán amargos resultarían los placeres de esta vida, y cuán agradables sus sufrimientos para quien comprendiese estas palabras: ¡sufrir eternamente! Eternidad, ¿se puede pensar en ti sin temblar, sin temer a Dios, sin despreciar al mundo ni desapegar se de él? ¡Eternidad! ¡Por un placer de un momento, una eternidad de suplicios! Somos insensatos o paganos, si el pensamiento de la eternidad no nos con mueve y nos convierte. ¿Quién de vosotros podrá habitar en las llamas eternas? (Isaías).

El pensamiento del infierno 

Orad por
la conversión de los malos cristianos


ORACIÓN

      Haced, os lo rogamos, Dios omnipotente, por la intercesión del bienaventurado Luciano, vuestro mártir, cuyo natalicio al cielo celebramos, que seamos fortificados en el amor de vuestro santo Nombre.  Por N. S. J. C. Amén