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sábado, 10 de diciembre de 2011

SERMÓN PARA LA DOMÍNICA TERCERA DE ADVIENTO

TERCER DOMINGO DE ADVIENTO



De la Carta de San Pablo a los Filipenses, 4: 4-7: Alegraos en el Señor siempre; otra vez lo diré: Alegraos. Sea de todos conocida vuestra modestia. El Señor está cerca. No os inquietéis por cosa alguna, sino que en todo vuestras peticiones se den a conocer a Dios mediante la oración y la súplica, acompañadas de acción de gracias. Y entonces la paz de Dios, que sobrepuja todo entendimiento, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

Alegraos en el Señor siempre… Y entonces la paz de Dios custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos…

Continuemos nuestra preparación para la Navidad y para la Parusía en el regazo maternal, en el Corazón Inmaculado de María.

Cooperadora inseparable del Espíritu Santo, Ella coopera con Él para producir en las almas la perfecta alegría y la paz duradera, de las cuales nos habla en Apóstol San Pablo.

Hay motivos especiales para que intervenga Nuestra Señora en dar la alegría y las paz a las almas; puesto que de manera especialísima y perfectísima las poseyó Ella; por eso es Causa nostræ letitiæ y también Regina pacis.

María Santísima patrocina de manera singular a las almas para que alcancen y acrecienten la perfecta alegría, porque Ella la tuvo en altísimo grado y con maravillosa opulencia.

María poseyó de manera tan abundante y profunda el misterio de la perfecta alegría porque su regazo, sobre todo el de su alma, estaba hecho para que en él descansara Jesús; porque su Corazón fue formado para comprender, consolar y envolver en ternura al Divino Corazón.

Para que ese íntimo regazo fuera dulce, mullido, perfumado y cálido para el descanso de Jesús; para que fuera un reproducción del seno del Padre, y Jesús no extrañara aquel Seno inmortal; para que el Corazón de María se asemejara, cuanto es posible en una criatura, al vigoroso, al tierno, al Divino Corazón del Padre; para que Jesús tuviera en María un cielo en la tierra…, por todo esto era preciso que el regazo purísimo y el Corazón Inmaculado se bañaran en los esplendores celestes de la perfecta alegría.

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El gozo en el Espíritu Santo tiene sus caracteres especiales. Se distingue, claro está, del gozo natural que es superficial, efímero, vano, como son los afectos de la tierra.

El gozo en el Espíritu Santo es profundo, duradero, sólido, como es la caridad de la que procede, como son los bienes sobrenaturales.

El gozo en el Espíritu Santo de ordinario es oculto, austero, silencioso, íntimo.

El motivo de la perfecta alegría, aun en lo que se refiere a la propia alma y a las almas de los demás, es única y puramente la gloria de Dios.

Y precisamente porque este gozo es intensamente divino, es pleno, es rico, es perfecto. Se diría que es una inmensa capacidad de infinito, y cuanto más opulento sea lo divino que recibe, más rica es su plenitud y más exquisito su gozo.

Ardua es la perfecta alegría; poquísimas almas aciertan a gozarla y muchas ni la conciben.

¡Cuántas pensarán que esta alegría es invento sutilísimo y alambicado de los místicos! ¡Con cuánta razón dijo San Pablo: El hombre animal no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios!

Y Jesús, precisamente regocijándose en el Espíritu Santo, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas a los sabios y a los prudentes, y las revelaste a los pequeños.

Esta es la felicidad mayor que puede alcanzarse en esta vida; por eso Santa Teresita del Niño Jesús dijo esas palabras tan misteriosas: Yo encontré en el mundo la felicidad y la alegría, pero solamente en el dolor…

Este gozo recóndito es el que la Iglesia canta en el misterioso aleluya de su Liturgia, la alegría de que Dios sea glorificado.

Y por ser tan pura y celestial esta alegría, lejos de impedir la unión divina, la hace más dulce y estrecha: ¡esta alegría es unión!

Los otros consuelos, aun los espirituales, muchas veces impiden las íntimas comunicaciones con Dios; por eso el Señor, como enseña San Juan de la Cruz, los sustrae a las almas en las largas noches de la desolación.

Pero el gozo en el Espíritu Santo viene de la unión divina y a ella prepara, o más bien, es una forma altísima y deliciosa de unirse a Dios.

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Otro de los caracteres que asemejan este gozo con los gozos eternos, consiste en que es inamisible como aquéllos.

Nadie, sino el Espíritu Santo que lo da a las almas, se lo puede quitar.

Ni las vicisitudes de la vida, ni la tribulación, ni las potestades del infierno pueden arrebatar al alma este tesoro.

No las vicisitudes, porque este gozo se oculta en el centro del alma, siempre inmutable y sereno, porque no llegan a ese fondo los cambios de la superficie.

No la tribulación, porque ésta es el alimento que acrecienta y exalta a la perfecta alegría.

Ni el demonio tampoco, porque ni puede penetrar al santuario de esa alegría, ni la acierta a comprender, ni logra jamás cegar el manantial del que brota, que es el Espíritu Santo.

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Alegraos en el Señor siempre… En nuestro valle de lágrimas la Alegría que da Jesucristo es raramente brillante; es una Alegría oculta, bien profunda, para que nada ni nadie pueda llegar hasta el fondo.

A medida que los años pasan, experimentamos que hay en la vida más tristezas que consolaciones, más decepciones que promesas mantenidas.

Nos damos cuenta que esta tierra es, no solamente un valle de lágrimas y lutos, sino también, lo que es más lamentable, un lugar de escándalos y trampas.

¡Y bien!, para leer el Evangelio de la Alegría, no dejemos de lado el recuerdo amargo de estas tristes comprobaciones; ya que es a hombres reales que se anunció el Evangelio de la Alegría.

Así pues, no vacilemos en recordar todo lo que la vida reserva de amargo y de pena. Pero tengamos este recuerdo en Dios.

Entonces, a pesar de todo, no dejaremos de creer en el Evangelio de la Alegría.

Oigamos las voces negativas; pero, más allá de estas voces desastrosas, escuchemos la voz saludable del Señor, y no nos perderemos.

No se trata de ignorar los discursos negativos de la humana experiencia; se trata de oírlos permaneciendo ante el Señor; entonces dejarán de ser negativos.

De este modo, aunque la experiencia quiera convencernos de que no se puede resistir a la vida y a sus escándalos, la presencia del Señor nos dará la certeza de que podemos escapar a los escándalos, si tenemos buena voluntad.

Más allá de lo que vemos (y que puede ser desalentador), más allá de las maniobras pérfidas e incansables del Príncipe de este mundo, conoceremos que nuestro Salvador, que triunfó de Satanás, no deja de trabajar en su Misterio de salvación y que su Gracia es victoriosa. Comprobaremos, incluso, que nos hace cooperar en esta obra de salvación.

“No abandones tu alma a la tristeza, no hay bien en ella” (Eccle. 38: 21 y 30: 25).

¿Cómo hacer para no abandonar nuestra alma a la tristeza?

¿Evitando ver lo que vemos, en nosotros mismos y en torno nuestro, en la Iglesia y en la sociedad?

En verdad, para no abismarse en la tristeza y permanecer en la Alegría Evangélica, no se trata de evitar ver lo que es; sino de creer más allá de lo que se ve, y de amar en consecuencia.

Si creo, más allá de las realidades que veo (y que existen ciertamente terribles), aparecen otras realidades que existen infinitamente más inmediatamente a mis ojos apaciguados: esas realidades que manifiestan el Amor de Nuestro Salvador y su victoria sobre el Príncipe de este mundo y sobre los escándalos de la vida.

Si creo más allá de lo que veo, sé que, dentro del tiempo invariable del pecado, el tiempo de la victoria ya comenzó; y el tiempo del pecado se suprimirá definitivamente cuando Jesús se haya convertido todo en todos.

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¿Cómo no abandonar mi alma a la tristeza? Acordándome del Misterio de Jesucristo; teniendo bastante Fe para tener una memoria cristiana.

Lo propio de la Alegría Evangélica es no ser incompatible con la tristeza, el abatimiento o la desolación; es ser posible y brillar incluso en medio de la tristeza misma, del abatimiento y de la desolación.

Más profunda que todos los dolores y todas las tristezas, esta Alegría procede de la misteriosa presencia (en lo íntimo de ser) del Señor Jesucristo, que nos ama sin medida y que nos libró del mal.

Esta Alegría no se presenta nunca con un carácter indiscreto o estridente, negador de la humilde realidad humana. Ésta es una realidad de amor, de dolor y de trabajo; pero, más profundamente aún, y en su fuente más oculta, es una realidad religiosa; y de la religión de Jesucristo, victorioso del diablo y de la muerte.

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Y entonces la paz de Dios custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos…

Con respecto a la Paz, la doctrina cristiana es a la vez extremadamente simple y elevada.

Se resume en estas dos proposiciones del Señor: “Os doy la Paz”; “No os la doy como la da el mundo”.

Es decir, existe una Paz verdadera para los hombres fieles al Señor Jesús. Gloria a Dios en las alturas, y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad, cantaron los Ángeles en Belén.

Esta Paz no es la del mundo.

Sobre este último punto el Profeta ya había dicho que “no hay paz verdadera para los impíos”.

El mundo, la contra-iglesia, por la cual el Señor no rogó, tiene ciertamente la pretensión de dispensar la Paz. El mundo pretende satisfacer y colmar las aspiraciones de los hombres.

En algunos casos es necesario convenir que lo logra; pero es necesario comprobar, al mismo tiempo, que es al precio del sofocamiento de los deseos más profundos del alma, de las aspiraciones más humanas del ser humano.

Si el mundo consigue obtener para sus adeptos la paz de un Infierno indoloro, es, sin embargo, un Infierno.

Salvo que se conviertan, los mundanos conocerán, el último día, que ya vivían efectivamente en el Infierno, y que el Infierno no puede seguir siendo indoloro: “no hay paz verdadera para los impíos”.

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La Paz que da Jesucristo es una Paz en el Amor y en la Cruz.

Es importante considerar que esta Paz no se da nunca en la facilidad, en la cobardía y en el egoísmo, hacia donde suspiran naturalmente los pobres hombres.

La Paz que da Jesucristo responde a otra aspiración; viene a escuchar la plegaria temblorosa de los hijos de Dios, que se saben pecadores pero que tienen buena voluntad:

“Señor, danos la fuerza de permanecer fieles. Somos tan impuros y tan pobres que esta fidelidad no es posible sin ser probados en el interior por los sacrificios que pedirás de nosotros, sin ser afligidos fuera por las pruebas que te agradará enviarnos. Señor, danos solamente, en el corazón mismo de la lucha y del sufrimiento, el seguir siéndote fieles y el amarte. Nuestra cruz es indispensable para cooperar a la Redención del mundo; danos solamente el no cansarnos de cooperar a esta Redención; no dimitir debido al cansancio y a los fracasos. Cordero de Dios, la Paz que te pedimos es la de pobres pecadores que se saben tales y que aceptan las consecuencias; débiles discípulos que quieren, sin embargo, amarte, trabajar en tu obra, y que aceptan poner el precio. Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, que lo destruyes por tu Cruz, danos tu Paz, que es una Paz crucificada.

Tales son los santos deseos que viene a colmar el benignísimo Jesús.

Los deseos naturales del hombre se vuelcan hacia una paz y una felicidad que hacen abstracción del destino sobrenatural, del estado de caída y de redención.

Los santos deseos de la gracia no pueden volverse sino hacia una Paz y una Felicidad de gracia, una Paz y una Felicidad que piden la purificación del alma por la caridad, y a la unión por amor al Salvador Crucificado, para la Redención del género humano.

No es jamás en un sentido de facilidad, sino siempre en un sentido de tensión, de Cruz, de Amor generoso que es necesario escuchar la buena nueva de los Ángeles de Belén…

Resumidamente, es en un sentido de Iglesia militante que es necesario escuchar el anuncio de los Ángeles del Pesebre: “Paz a los hombres de buena voluntad”…

También de ese modo es necesario pronunciar la gran plegaria del Santo Sacrificio: “Cordero de Dios que quitas los pecados de mundo, danos la paz”.

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Alegraos en el Señor siempre; otra vez lo diré: Alegraos… El Señor está cerca. No os inquietéis por cosa alguna… La paz de Dios custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús…

P.Ceriani

PENSAMIENTOS DE SAN JUAN DE LA CRUZ

NEGATIO
II

Si purificares tu alma de extrañas posesiones y apetitos, entenderás en espíritu las cosas; y si negares el apetito en ellas, gozarás de la verdad de ellas, entendiendo en ellas lo cierto.

Los nuevos e imperfectos amadores  son como el vino nuevo, que fácilmente se malean, hasta que cuezan las heces de las imperfecciones y se acaben los hervores y gustos gruesos del sentido.

Las pasiones tanto reinan en el lama y la combaten, cuando la voluntad esta menos fuerte en Dios y más pendiente de criaturas; porque entonces con mucha facilidad se goza de cosas que no merecen gozo, espera lo que no trae provecho, se duele de lo que  por ventura se había de gozar, y teme donde no hay que temer.

Cinco daños causa cualquier apetito en el alma, demás de privarla del espíritu de Dios: el primero, que la cansa; el segundo, que la atormenta; el tercero, que la oscurece; el cuarto que la ensucia; el quinto, que la enflaquece.

Todas las criaturas son miajas que cayeron de la mesa de Dios; y así, justamente es llamado can el que anda apacentándose en las criaturas. Y por eso justamente como perros siempre andan hambreando, porque las miajas más sirven de avivar el apetito que de satisfacer el hambre.

Los apetitos son como unos hijuelos inquietos y de mal contento, que siempre andan pidiendo a su madre uno y otro, y nunca se contentan, y como el enfermo de calentura, que no se halla bien hasta que se le quite la fiebre, ya cada rato le crece la sed.

Como el que tira el carro la cuesta arriba, así camina para Dios el alma que no se sacude  el cuidado y apaga el apetito.

De la manera que es atormentado el que cae en manos de sus enemigos, así es atormentada y afligida el alma que se deja llevar de sus  apetitos.

De la misma manera que se atormenta y aflige el que desnudo se acuesta sobre espinas y puntas, así se atormenta el alma y se aflige cuando se acuesta sobre sus apetitos, porque a manera de espinar hieren, asen y dejan dolor.

Cuando los vapores oscurecen el aire y no dejan lucir el sol, así el alma está tomada de los apetitos, según el entendimiento está entenebrecida, y no da lugar para que ni el sol de la razón natural ni de la sabiduría de Dios sobrenatural la embistan  e ilustren de claro.

El que se ceba del apetito es como la mariposilla y como el pez encandilado, al cual aquella luz antes le sirve de tinieblas par que no vea los daños que los pescadores le aparejan.

Oh quien pudiera decir cuán imposible es al alma que tiene apetitos juzgar de las cosas de Dios como ellas son. Porque estando aquella catarata y nube del apetito sobre el ojo del juicio, no ve sino nube, unas veces de un color y otras de otro; y así viene a tener las cosas de Dios por no de Dios, y las que no son de Dios por de Dios.

Dos veces trabaja el pájaro que se asentó en la liga, es a saber: en desasirse y limpiarse de ella; y dos maneras pena el que cumple su apetito; en desasirse y, después de desasido, en purgarse de lo que de él se pegó.




NUESTRA SEÑORA DE LORETO

10 de diciembre


NUESTRA SEÑORA DE LORETO



 
   Esta fiesta recuerda un hecho prodigioso: la casa de Nazaret que vio nacer y crecer a la Virgen, donde el Divino Verbo bajó para tomar carne en sus purísimas entrañas, y en la que vivió la Sagrada Familia, fue trasladada por los ángeles, primero a Dalmacia y después a Loreto, en tiempos del Papa Celestino V.

   Es tradición que, aun viviendo la Santísima Virgen en su casa de Nazareth, fue consagrada por San Pedro en Iglesia, y que en ella celebró Misa el Príncipe de los Apóstoles, por lo que se llama altar de San Pedro el que aún se venera en la Santa Casa de Loreto. Santa Elena, tres siglos después, engrandeció esta casa, llamada entonces de la Encarnación.

   En el siglo XIII, apoderados los infieles de los Santos Lugares, el 9 de Mayo de1291, por ministerio de los ángeles o por un acto de la Divina Omnipotencia, fue arrancada de sus cimientos la Santa Casa y trasladada a Dalmacia.

   Tres años después fue llevada de igual modo milagroso, el 10 de Diciembre del 1294, a la Xarca de Ancona, en Italia. La selva donde fue colocada la Santa Casa era de una señora llamada Laureta, de donde vino el llamarse aquel famoso santuario de la Virgen con el nombre de Nuestra Señora de Loreto. En el siglo XIV se levantó en ese lugar la basílica que encierra la Santa Casa. Desde entonces Loreto, donde se venera también una imagen antiquísima de la Virgen, se convirtió en uno de los centros de peregrinaciones más extraordinario del mundo cristiano. Benedicto XV proclamó, en 1920, a la Virgen de Loreto "Patrona de la Aviación". En nuestro país es la patrona de la Fuerza Aérea Argentina.

SALVE AVIADORA

   Salve, Madre, Salve, Reina del Cielo,
de la hermosura una estrella,
de la pureza el fulgor;
fuente del más puro amor,
nuestra esperanza está en Tí.
Salve, Madre, Salve, Reina del Cielo.

   Si nuestras alas se quiebran,
al final de nuestro vuelo,
antes de llegar al suelo,
tus brazos, con amor se abran,
Salve, Madre, Salve, Reina del Cielo.









   
   La Santa Casa en Nazaret tenía dos partes: Una parte era una pequeña gruta y la segunda parte una pequeña estructura de ladrillos que se extendía desde la entrada de la gruta. La estructura de ladrillos no tenía sino tres paredes ya que un lado pegaba con la pared de la gruta.

   ¿Cómo llegó la casa de Nazaret a Loreto, Italia? Hay varias tradiciones. Una de ellas habla de ángeles que transportaron la casa por los aires. Pero hay documentos que parecen indicar que el responsable del traslado es un comerciante llamado Nicéforo Angelo del siglo XIII. Quizás su apellido inspiró la idea del traslado por medio de ángeles. En todo caso, tan extraordinaria empresa sin duda tuvo la protección y guía del cielo. Ya lo había dicho el ángel a La Virgen en esa misma casa: "Para Dios nada es imposible". 

   La casas de Loreto es sagrada en virtud de quienes en ella habitaron. Muchos consideran la Santa Casa de Loreto como uno de los lugares mas sagrados del mundo y Dios no quiso que esta casa fuese profanada o destruida, sino preservada para siempre.

   El demonio, los hombres, y el mundo usualmente van contra todo lo que Dios quiere y con esta bendita casa no fue diferente. En 1291, los Sarracenos conquistaban la Tierra Santa. Quisieron acabar con toda la historia del Cristianismo y la mejor forma para ellos era destruyendo todos los lugares sagrados. Pensaban que eliminando todos los signos visibles del cristianismo, apagarían el amor y la devoción.

   Fueron en busca de cada lugar venerado por su asociación con la vida de Cristo. Cuando llegaron a las proximidades de Nazaret, la Santa Casa no tenía defensa humana. Esta era bien conocida porque los Cristianos desde el tiempo de los Apóstoles la tenían con gran reverencia y celebraban allí la Santa Misa. Los enemigos se decían: "nunca más los cristianos celebrarán aquí la Anunciación".

   La Basílica construida sobre la Santa Casa ya había sido destruida dos veces antes. La primera vez fue en 1090 A.D. Sin embargo  la casa quedaba intacta. Los cruzados reconstruyeron la Basílica, pero en 1263 fue destruida de nuevo. Una vez más la Santa Casa fue protegida.  Esta vez los cruzados no pudieron reconstruir la Basílica y la Santa Casa se quedó sin protección.

   Según esta tradición, en 1291, cuando los cruzados perdían control sobre la Tierra Santa, Nuestro Señor decidió enviar a los ángeles a proteger su Santa Casa y les dio el mandato de que movieran la casa a un lugar seguro.

   "Llévense la Santa Casa a un lugar seguro, lejos del odio de mis enemigos de esta tierra donde nací. Elévenla sobre los aires, donde no la puedan alcanzar. Que no la vean".

   El 12 de mayo de 1291 los ángeles trasladaron la casa hasta un pequeño poblado llamado Tersatto, en Croacia. Muy temprano en la mañana la descubrieron los vecinos y se asombraron al ver esta Casa sin cimiento y no se explicaban como llegó ahí. Se adentraron y vieron un altar de piedra. En el altar había una estatua de cedro de la Virgen María, que tenía al niño Jesús en sus brazos. El niño Jesús tenía sus dos dedos de la mano derecha extendido como bendiciendo. Con su mano izquierda sostenía una esfera de oro representando al mundo. Ambos estaban vestidos con unas batas y tenían coronas de oro.

   Unos días mas tarde la Virgen María se le apareció a un sacerdote de ese lugar, y le explicó de dónde venía la casa. Ella dijo, "Debes saber que la casa que recientemente fue traída a tu tierra es la misma casa en la cual yo nací y crecí. Aquí, en la Anunciación del Arcángel Gabriel, yo concebí al Creador de todas las cosas. Aquí, el verbo se hizo carne. El altar que fue trasladado con la casa fue consagrado por Pedro, el Príncipe de los Apóstoles. Esta casa ha venido de Nazaret a tu tierra por el poder de Dios, para el cual nada es imposible. Ahora, para que tu puedas dar testimonio de todo esto, sé sanado. Tu curación inesperada y repentina confirmará la verdad que yo te he declarado hoy."

   El sacerdote, que había estado enfermo por mucho tiempo, se sanó inmediatamente y anunció al pueblo el milagro que había ocurrido. Comenzaron las peregrinaciones a la Santa Casa. Los residentes de este pequeño pueblo construyeron sobre la santa casa un edificio sencillo para protegerla de los elementos de la naturaleza.

   Pero la alegría de los croatas duró poco tiempo. Después de tres años y cinco meses de estar la casa en este poblado, en la noche de el 10 de diciembre, de 1294, la casa desapareció de Tersatto para nunca mas volver.

   Un residente devoto de Tersatto, construyó una pequeña iglesia en el lugar donde estuvo la casa, una réplica de esta. Y puso la siguiente inscripción: ¨ La Santa Casa de la Virgen María vino de Nazaret el 10 de diciembre, de 1291 y estuvo hasta el 10 de diciembre, de 1294.¨
   La gente de Croacia continuó venerando a Nuestra Señora en la réplica de la Santa Casa. Fue tanta su devoción que el Papa Urbano V envió a la gente de Tersatto una imagen de Nuestra Señora en 1367. Esta imagen se cree fue esculpida por San. Lucas.

   El 10 de diciembre, de 1294, unos pastores de la región de Loreto en Italia reportaron que habían visto una casa volando sobre el mar, sostenida por ángeles. Había un Angel vestido con una capa roja (San Miguel) que dirigía a los otros y la Virgen María con el Niño Jesús estaban sentados sobre la casa. Los ángeles bajaron la casa en un lugar llamado Banderuola.

   Muchos llegaban a visitar esta santa casa, pero también había algunos que llegaban para asaltar a los peregrinos. Por esta razón las personas dejaron de llegar y la casa nuevamente fue trasladada por los ángeles a un cerro en medio de una finca. La Santa Casa no se quedaría aquí por mucho tiempo. La finca era de dos hermanos que comenzaron a discutir sobre quien era el dueño de la casa. Por tercera vez la casa es trasladada a otro cerro y la colocaron en el medio del camino. Ese es el lugar que ha ocupado ya por 700 años.

   Los habitantes de Recanati y Loreto verdaderamente no sabían la historia de la Santa Casa, sólo sabían de los milagros que acontecían ahí. Dos años más tarde, la Virgen María se le apareció a un ermitaño llamado Pablo y le contó el origen y la historia de la Santa Casa.

   "Se mantuvo en la ciudad de Nazaret hasta que por el permiso de Dios, aquellos que honraban esta casa fueron expulsados por los enemigos. Ya que no se le honraba y estaba en peligro de ser profanada, mi Hijo quiso trasladarla de Nazaret a Yugoslavia y de ahí hasta tu tierra".

   Pablo entonces se lo contó a las personas del pueblo y comenzaron hacer gestiones para verificar la autenticidad de la casa. Fueron primero a Tersatto y luego a Nazaret. Los expertos asignados a este proyecto fueron a Tersatto. Ahí verificaron que las paredes eran de color rojizo y cerca de 16¨ de ancho. Descubrieron también que la replica medía exactamente igual que la de Loreto: 31 ¼ pies de largo por 13 pies y 4 pulgadas de ancho por 28 pies de alto. Tenía una sola puerta de 7 pies de alto y 4 1/2 de ancho. Tenía también una ventana. Todas las descripciones, incluso las de los elementos interiores y las estatuas, coincidían.

   En Nazaret: descubrieron que de verdad era la casa de la Virgen. Las medidas de la fundación eran exactas a la de Loreto y la maqueta construida en Tersatto.

   Después de 6 meses regresaron a Loreto y declararon la autenticidad de la Santa Casa. Años mas tarde, encontraron monedas debajo de la casa, no solo del área de Nazaret, sino que de el período en que la casa estuvo en Nazaret. Las piedras y la tierra utilizada para el relleno de la casa era idéntica que las que se usaban en Nazaret en ese tiempo y civilización.

   La casa no tiene cimientos ya que estos se quedaron en Nazaret.



ALTAR DE LA SANTA CASA

   Llegó un tiempo que muchos peregrinos iban a este santuario y el Papa Clemente VII mandó que se cerrara la puerta original y se construyeran tres puertas, ya que solo había un puerta y las personas se peleaban para entrar y salir. Solo había un problema y era que nadie le había pedido permiso a la Virgen María para las alteraciones. Cuando el arquitecto cogió su martillo para comenzar, su mano se marchitó y comenzó a temblar.

   Enseguida se fue de Loreto y nadie mas quiso hacer el trabajo. Tiempo después un clérigo llamado Ventura Barino aceptó hacer el trabajo, pero primero se arrodilló y rezó a la Virgen. Este le dijo que no era su culpa, sino la orden del Papa, que si ella estaba enojada que lo tomara contra el Papa y no contra el¨. El clérigo pudo completar el trabajo.

   Las personas de Loreto también decidieron proteger la Santa Casa poniéndole una pared de ladrillo, pero después que terminaron con la pared, la pared se separo de la casa. Por eso hay un espacio entre la Santa Casa y la pared que fue construida.

   Una historia relata que el obispo de Portugal visitó la Santa Casa y quiso llevarse una piedra para  construir una Iglesia en honor a la Virgen de Loreto. El Papa le dio permiso y el obispo mandó a su secretario a sacar la piedra y llevársela. El obispo se enfermó de repente y cuando llegó su secretario casi estaba muerto. El obispo le pidió a algunas hermanas religiosas que rezaran por él y algunos días después recibió este mensaje:  "Nuestra Señora dice, si el obispo desea recuperarse, debe devolver a la Virgen lo que él se ha llevado." El secretario y el Obispo se asombraron de esto, pues nadie sabía lo de la piedra de la Santa Casa. El secretario se fue inmediatamente de regreso a Loreto con la piedra y cuando llegó, el obispo estaba completamente sanado. Por esta razón, durante los siglos, los Papas han prohibido, bajo amenaza de excomunión, la extracción de cualquier parte de la Santa Casa.

   La Santa Casa es considerada entre los lugares mas sagrados del mundo. Antes de que la Santa Casa fuese trasladada, San Francisco de Asís, había profetizado que un día Loreto se iba a llamar el lugar mas sagrado del mundo y que por ello debían abrir una casa allí.

   Muchos peregrinos van cada año a visitar a la Santa Casa. A visitar el lugar adonde la Sagrada Familia vivió y a recibir las gracias que Dios les quiere dar. Es una tradición rezar de rodillas el Santo Rosario alrededor de la Casa. Es un rosario penitencial pidiendo la intercesión poderosa de la Santísima Virgen. Procesiones con velas del Santísimo Sacramento forman parte de las celebraciones en la Basílica de la Santa Casa de Loreto.

SANTORAL 10 DE DICIEMBRE


10 de diciembre


SAN MELQUÍADES,
Papa y Mártir



Ahora habiendo quedado libres del pecado y hechos
siervos de Dios, obtenéis por fruto vuestro
la santificación, y por fin la vida eterna.
(Romanos, 6, 22).

   San Melquíades, de origen africano, aprovechó la protección que el emperador Constantino acordaba a la Iglesia para extender el reino de Jesucristo. Reunió en Roma un concilio donde Donato fue convencido de cisma y condenado. Con todo, permitió a los obispos partidarios de él que conservaran sus sedes, con la condición de que volviesen a la unidad de la Iglesia. Murió el 11 de enero del año 314, después de dos años y medio de pontificado. Los tormentos que tuvo que sufrir antes del restablecimiento de la paz por Constantino le han merecido el titulo de mártir .

MEDITACIÓN
LA VIDA DEL HOMBRE
ES SEMEJANTE A UN ARROYO

   I. El arroyo es el símbolo de tu vida y la imagen de tu muerte; corre hacia el mar como a su centro. Cristiano, Dios te ha creado, y debes volver a Él; es el único objetivo que te debes proponer. A Dios sólo es a quien debes mirar, a Él hacia quien debes tender. ¿Qué hay para mi en el cielo, qué he deseado en la tierra sino a Vos, oh Dios de mi corazón y mi herencia para la eternidad? (El Salmista) .

   II. El arroyo no es detenido ni por las piedras ni por las espinas que encuentra; no se para en los canales de metal y de mármol donde se le encierra; no se deja desviar por la hierba y las flores que adornan sus orillas: corre siempre hacia el mar. Como él, no te dejes desviar del camino que conduce a Dios, ni por la adversidad ni por la prosperidad; para esto hay que despreciar las dulzuras de la vida, y vencer los obstáculos que se encuentran en la práctica de las virtudes.

   III. El arroyo siempre está en movimiento: parece que murmura y se queja de estar tan alejado del mar. Vayas a donde fueres, aunque gustes todos los placeres del mundo, nada hay fuera de Dios que pueda llenar tu corazón. Serás feliz en este mundo amando a Dios, y a nada más que a Él; pero tu corazón estará siempre inquieto, hasta que pueda perderse en el seno de Dios. Nos hiciste para Vos, Señor, nuestro corazón siempre estará inquieto, hasta que descanse en Vos. (San Agustín).

El conocimiento de uno mismo 
Orad por la Iglesia.

ORACIÓN

   Pastor eterno, considerad con benevolencia a vuestro rebaño y guardad lo con protección constante, por vuestro bienaventurado mártir y Soberano Pontífice Melquíades, a quien constituisteis pastor de toda la Iglesia. Por J. C. N. S. Amén.