- Santa Dimfne, Virgen y Mártir
- San Isidro, Labrador
- San Juan Bautista de la Salle, Confesor
- San Andrés, Mártir
- San Pedro de Lampaso, Mártir
- San Pablo, Mártir con San Pedro de Lampaso
- Santa Berta,
- San Ruperto
- San Isaías de Rostov
- San Isidro de Kios, Mártir
- San Hilario de Galatea, Abad
- San Gereberno, Mártir
- Santa Dionisia, Mártir
- San Pedro de Lampsaco, Mártir
- San Indalecio, Mártir
- San Torcuato, Mártir
- Beata Magdalena Albrizzi
15 de Mayo
SANTA DIMFNE,
Virgen y Mártir
No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal,
de modo que obedezcáis a sus concupiscencias.
(Romanos, 6, 12).
Santa Dimfne fue hija de un príncipe irlandés o bretón. Viendo expuesta su virtud abandonó su patria. Arribó a Amberes y fue a radicarse en el pueblo de Ghee1, en Campina (Bélgica). Sirvió allí al Señor por largo tiempo ejercitándose en la meditación y la penitencia. Descubriéronla en su retiro aquellos por los cuales hubo de dejar su patria y, en defensa de su castidad, recibió la muerte, fiel a su esposo Jesucristo.
MEDITACIÓN SOBRE
EL AMOR SENSUAL
I. Debemos todos temer las tentaciones del demonio de la carne, pues toda edad, todo sexo, toda condición, ha experimentado sus ataques. ¿Eres más sabio que Salomón, más piadoso que David, más santo que el Apóstol de los gentiles? Fue San Pablo sometido a esta tentación, los otros dos sucumbieron en ella. Mantente, pues, en guardia. De todos los combates los más rudos son los de la castidad, la lucha es de todos los días, y la victoria rara. (San Agustín)
II. Cierra la puerta de tu corazón a ese cruel tirano. Tus ojos, tus oídos son los traidores que le dan entrada en tu alma. Si te tomas la libertad de oír todo, de mirar todo, de leer toda clase de libros, muy pronto será asaltado por pensamientos deshonestos, y acaso, vencido. Haz un pacto con tus ojos, siguiendo el ejemplo del santo varón Job; no mires nada que te esté prohibido desear.
III. Si eres atacado por el demonio de la impureza, recuerda que Jesucristo ha declarado que esta clase de demonio no puede ser ahuyentado sino por el ayuno y la oración. Castiga tu cuerpo con cilicio, ayuno y disciplina; invoca a Jesús y a su Santísima Madre. La castidad es un don de Dios, pídela al Señor; reconoce que sin Él no puedes adquirir esta virtud. Sobre todo, resiste a esta pasión en sus comienzos y huye de las ocasiones conforme al ejemplo de Santa Dimfne.
La castidad
Orad por la conversión de los pecadores.
ORACIÓN
Que la bienaventurada Dimfne, virgen y mártir, implore por nosotros vuestra misericordia, Señor, ella que siempre os fue agradable por el mérito de su castidad y por su valentía en confesar vuestro Santo Nombre. Por J. C. N. S. Amén.