- San Adriano, Abad
- San Julián, Santa Basilisa y compañeros, Mártires
- Santa Marciana, Virgen y Marir
- San Pedro, Obispo de Sebaste
- San Adrián, Abad de Canterbury
- Beata Alix Le Clercq, Virgen Fundadora
9 de enero
SAN ADRIANO,
Abad
Gozaos por cuanto vuestros nombres están
escritos en el cielo.
(Lucas, 10, 20).
San Adriano, nacido en África, era abad de Niridano, cerca de Nápoles, cuando el Papa Vitaliano lo señaló como candidato a arzobispo de Cantórbery. El humilde siervo de Dios declinó esta dignidad recomendando en su lugar a San Teodoro, pero aceptó partir con él para la lejana Inglaterra. Constituyólo el Papa asistente y consejero del arzobispo. Éste le confió el gobierno del monasterio de los Santos Pedro y Pablo de Cantórbery, llamado más tarde de San Agustín. San Adriano enseñó en él las letras divinas y humanas y, sobre todo, dio allí ejemplo vivo de virtudes. Murió en el año 710.
MEDITACIÓN SOBRE LA NECESIDAD
DE TRABAJAR PARA SALVARSE
I. Dios quiere que seas un predestinado. Es tan grande su amor por los hombres, que quiere salvar a todos. Para esto les ha dado a su Hijo, para enseñarles el camino del cielo; para esto les ha dado sus mandamientos, ha establecido los sacramentos y les acuerda tantas gracias. ¡Cuán obligados estamos para con Vos, oh Bondad infinita, por tantos me dios de salvación como habéis puesto a nuestro alcance! ¿Has agradecido a Dios estos favores, los has aprovechado? ¿Cómo has trabajado hasta el presente en el negocio de tu salvación?
II. Te puedes salvar, tienes entre manos la vida y la muerte, el paraíso y el infierno; tienes libertad; la gracia nunca te falta. ¡No depende sino de mí el ser eternamente feliz; mi salvación depende de mis esfuerzos durante esta vida, y dejo yo correr inútil mente el tiempo que Dios me ha dado para que trabaje por ella! Puesto que mi salvación está en mi poder, y puesto que puedo, si quiero, ser amigo de Dios, ¿por qué no lo seré desde ahora?
III. No quieres conseguir tu salvación, ahora que lo puedes; tal vez llegue el dia en que querrás hacerlo, pero, ¡ay!, ya no será tiempo. No, no quieres salvarte, pues desprecias los medios que se te dan para salvarte, y rehúsas renunciar a tus placeres. Servir al mismo tiempo a Dios y al mundo es algo imposible. Trabaja pues en tu salvación, mientras tienes tiempo todavía; camina mientras tienes luz, no sea que te sorprendan las tinieblas (Jesucristo).
El cuidado de la salvación
Orad por los enfermos.
ORACIÓN
Haced, os lo rogamos, Señor, que la intercesión. de San Adriano, abad, nos haga agradables ante vuestra Majestad, a fin de que obtengamos por su asistencia lo que no podemos esperar de nuestros méritos. Por N. S. J. C. Amén
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