NEGATIO
VIII
No sentirás más
necesidades que a las que quisieres sujetar el corazón, porque el pobre de espíritu
en las menguas está más contento y alegre, y el que ha puesto su corazón en la
nada, en todo halla anchura.
Sin trabajo
sujetaras las gentes y te servirán las cosas, si te olvidares de ellas y de ti
mismo.
Verdaderamente
aquel tiene vencidas todas las cosas, que ni el gusto de ellas le mueve a gozo,
ni el desabrimiento le causa tristeza.
Al desasido no
le molestan cuidados ni en oración ni fuera de ella, y así, sin perder tiempo,
con facilidad hace mucha hacienda espiritual.
El ánimo abstraído
delo exterior, desnudo de la propiedad y posesión de cosas divinas, ni las
cosas prósperas le detienen ni le sujetan las adversas.
Recogiendo el
alma su gozo de las cosas sensibles, se restaura acerca de la distracción en
que por el demasiado ejercicio de los
sentidos ha caído. Recogiéndose en Dios, conservánse y se aumenta el espíritu y
virtudes que ha adquirido.
Siendo en verdad
en buena filosofía, que cada cosa, según el ser que tiene es la vida que vive,
el que tiene como ser espiritual, mortificada la vida animal, claro es que sin
contradicciones ha de ir con todo a Dios.
Así como el
hombre que busca el gusto de las cosas sensuales y en ellas pone su gozo, no
merece ni le debe otro nombre que de sensual, animal y temporal, así, cuando
levanta el gozo de estas cosas sensibles, merece todos estos atributos de
espiritual, celestial y divino.
Si un gozo
niegas en las cosas sensibles, ciento tanto te dará el Señor en esta vida,
espiritual y temporalmente; como también por un gozo que de esas cosas sensibles
tengas, te nacerá ciento tanto de pesar y sinsabor.
Traga interior
desasimiento de todas las cosas y no ponga el gusto en alguna temporalidad, y
recogerá su alma a los bienes que no sabe.
Niega tus deseos
y hallarás lo que desea tu corazón; ¿Qué sabes si tu apetito es según Dios?
Aunque los
bienes temporales de suyo necesariamente no hacen pecar, pero porque ordinariamente
con flaqueza de afición se ase el corazón del hombre a ellos, y falta a Dios,
lo cual es pecado, por eso dice el Sabio que el rico no estará libre de pecado.
Jesucristo
Nuestro Señor llamó a las riquezas en el Evangelio espinas, para dar a entender
que el que las manoseare con la voluntad
quedará herido con algún pecado.
Si por alguna
via se sufre gozarse en las riquezas, es cuando se expenden y emplean en servicio
de Dios, pues de otra manera no se sacará de ellas ningún provecho. Y lo mismo
se ha de entender de los demás bienes temporales de títulos, estados, oficios,
etc.
Aunque los
bienes sensibles se merezcan algún gozo cuando de ellos el hombre se aprovecha
para ir a Dios, es tan incierto esto, que, como vemos, comúnmente más se daña
el hombre con ellos que se aprovecha.
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