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sábado, 7 de enero de 2012

PENSAMIENTOS DE SAN JUAN DE LA CRUZ

NEGATIO
IV

Ama el no ser conocido de ti ni de los otros. Nunca mires los bienes y los males ajenos.

Ten ordinaria memoria de la vida eterna, y que los más abatidos y pobres y que en menos se tienen, gozarán de más alto señorío y gloria en Dios.

Considera que es en gran  manera necesario el ser contrario a si mismo y caminar por vía penitente, si pretendes alcanzar la perfección.

Vive como si no hubiese en el mundo más que Dios y tu alma, para que no pueda tu corazón ser detenido por cosa humana.

Reine en tu alma siempre un estudio de inclinarse no a lo fácil, sino a lo más dificultoso; no a lo más gustoso, sino a lo más desabrido; no a lo más alto y precioso, sino a lo más bajo y despreciado; no a lo más, sino a lo que es menos; no, a lo que es querer algo, sino a no querer nada; no a andar buscando lo mejor de las cosas, sino lo peor; y traer desnudez y vacío y pobreza por Jesucristo de cuanto hay en el mundo.

Si supiesen las almas de cuánto provecho es el padecer y la mortificación para venir a altos bienes, en ninguna manera buscarían consuelo en cosa alguna.

Si un alma tiene más paciencia para sufrir y más tolerancia para carecer de gustos, es señal que tiene más aprovechamiento en la virtud.

El alma que en medio de sus sequedades y desamparos trae un ordinario cuidado y solicitud de Dios con pena y recelo de que  no le sirve, ofrece un sacrificio muy agradable a Dios.

Si alguno te persuadiere doctrina de anchura, aunque la confirme con milagros, no lo creas, sino más penitencia y más desasimiento de todas las cosas.

Como en la generación natural no se puede introducir una forma sin que primero se expela del sujeto la forma contraria, que es impedimento a la otra, así,  en tanto que el alma se sujeta al espíritu sensible y animal, no puede entrar en ella el  espíritu puro espiritual.

Como el madero no se transforma en el fuego por un solo grado de calor que le falte en su disposición, a si no se transforma el alma en Dios perfectamente por una imperfección que tenga.

Igualmente está detenida el ave para sus vuelos con los lazos del alambre recio  o del más sútil y delicado hilo, pues mientras no rompe el uno y otro estorbo, prisionera y cautiva de los lazos, no pueden  ejercitarse en el vuelo; así también el alma que esta presa por afición a las cosas humanas por pequeñas que sean, mientras duran los lazos no puede caminar a Dios.

Ha el espiritual de mirar mucho que  se le comience el corazón y el gozo a asir a las cosas temporales, temiendo que de a poco vendrá a mucho, creciendo de grado en grado; pues de pequeño a principio, en el fin es el daño grande, como una centella basta para quemar un monte.

Nunca se fíe por ser pequeño el asimiento, si no le corta  luego, pensando que adelante lo hará; porque si cuando es tan poco  y al principio no tiene ánimo para acabarlo, cuando sea mucho y muy arraigado ¿cómo piensa y presume que podrá?


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