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martes, 27 de septiembre de 2011

¿QUÉ TENGO YO, QUE MI AMISTAD PROCURAS?


Rafael y Lopez de Vega

Visto en:  De Civitate Dei



¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras? 
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta, cubierto de rocío,
pasas las noches del invierno oscuras?
¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,
pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío,
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de tus plantas puras!

¡Cuántas veces el ángel me decía:
«Alma, asómate ahora a la ventana,
verás con cuánto amor llamar porfía»!

¡Y cuántas, hermosura soberana,
«Mañana le abriremos», respondía,
para lo mismo responder mañana!



ESCRITORES CATÓLICOS


LÉON BLOY



Léon Bloy (Notre-Dame-de-Sanilhac, (Dordoña), 11 de julio de 1846 - Bourg-la-Reine, 3 de noviembre de 1917) Escritor católico francés de novela y ensayo. Sus obras reflejan una profundización de la devoción a la Iglesia Católica y la mayoría en general un gran deseo de lo Absoluto.


* * *

Hace mucho sabemos que los jóvenes sólidamente educados podían leer o contemplar obras bellas, aunque hubiese en ellas detalles que hiciesen tiritar a ciertos tonsurados. Eran sanos y fuertes, y las almas sólo asimilaban lo bello. Una sangre generosa y un estómago robusto eliminan fácilmente los venenos. Los anémicos, los deprimidos, los muertos de hambre y de miseria son, por el contrario, las primeras víctimas de toda plaga. El contagio se apodera de ellos como los gusanos del cadáver. Tal es la lamentable situación de los católicos actuales. Privados del alimento vigoroso de las grandes obras, los lectores y las lectoras de «novelas honestas» van a la lujuria como los cerdos al fango. A fuerza de precauciones torpes o imbéciles, las imaginaciones sentimentales perecen como aguijoneadas por el solo pecado de la carne.

* * *

Puntos esenciales. Primero, todo lo que sucede es adorable. Segundo, acuerdo perfecto de la libertad divina y de la libertad humana. Desde toda la eternidad, Dios sabe que tal individuo tal día realizará libremente un acto necesario. Tercero, en fin, todo lo que no es estrictamente, exclusivamente, rematadamente católico, debe ser echado a la basura.

* * *

Yo tengo alma de santo; mi propietario, que es un espantable burgués; mi panadero, mi carnicero, mi tendero, que son acaso horribles canallas, todos tienen alma de santos, puesto que todos son llamados, tanto como tú y yo, tanto como San Francisco o San Pablo, a la vida eterna y comprados por el mismo precio, «magno pretio empti estis». No hay hombre que no sea santo virtualmente, y el pecado o los pecados, aun los más negros, no son más que el accidente que en nada cambia la sustancia.

* * *

Regla absoluta: un acto de amor nunca puede ser ridículo.

* * *

Los ángeles de Navidad no anunciaron la felicidad en la tierra, sino la «paz» a los hombres de buena voluntad: «Pax in terra. Felicitas in coelestibus». Todo lo que nos está permitido desear a aquellos a quienes amamos es la paz en este mundo, aunque sea entre sufrimientos, y esta paz no es posible sino por el amor.

LA GESTA DE LOS MARTIRES V.a

En el año 177, en Lyon

CARTA DE FRANCIA
LOS MÁRTIRES DE LYON
 (PRIMERA PARTE)


En su «Histoire ecclésiastique», Eusebio nos ha conservado citándolo, uno de los más preciosos documentos de la literatura hagiográfica. Redactada al día siguiente de las ejecuciones, en forma de carta, esta Pasión es un modelo del género en cuanto al realismo psicológico y a la exactitud del relato. En ella se realza el heroísmo de los mártires sin disimular los estremecimientos de humanidad en presencia de los suplicios. De condiciones muy distintas, esos cristianos, cada uno a su modo, rinden homenaje a Cristo, y Blandina, la más humilde de todos, no es la menos interesante.

***

Los siervos de Cristo que habitan en Viena y Lyon, en las Galias, a sus hermanos del Asia y de la Frigia que tienen la misma fe y la misma esperanza en la redención: paz, gracia y gloria de por Dios, padre, y por Cristo Jesús, nuestro Señor.

La persecución fue de tal violencia en nuestro país, y tan grande la rabia de los paganos contra los santos, y tanto han sufrido nuestros bienaventurados mártires, que no podríamos hallar las palabras necesarias para haceros de ello un relato completo. Pues con todas sus fuerzas se abalanzó el adversario, el Diablo. Preparaba así su futuro reinado en los infiernos, donde se desenfrenará su violencia. Pasó por todas partes para arrastrar a sus gentes y ejercitarlas en el combate contra los siervos de Dios. No solamente se nos echó de las casas, de los baños y de la plaza pública, sino que aún se nos prohibió a todos nos hiciéramos ver en cualquier parte que fuese.

Sin embargo la gracia de Dios organizó la resistencia; alejó del peligro a los tímidos y opuso al adversario sólidos pilares de la fe, capaces de mantenerse sin moverse y que desviarían hacia sí el choque del malo. Los defensores marcharon al martirio y hubieron de soportar muchos ultrajes y suplicios. Mas no se detuvieron por tan poca cosa, apresuraron el paso hacia Cristo y revelaron al mundo que los sufrimientos de aquí abajo nada son en comparación de la gloria que nos espera allá.


Actitud de la muchedumbre

Soportaron valientemente en primer lugar las brutalidades de la muchedumbre. Fueron golpeados, insultados, zamarreados. Saquearon sus bienes, les arrojaron piedras, les encerraron juntos. Soportaron todo cuanto un populacho desenfrenado se complace en hacer sufrir a odiosos enemigos. Luego los hicieron subir al foro. Allí, el tribuno y los magistrados de la ciudad los interrogaron en presencia de todos. Confesaron su religión y fueron encarcelados, esperando la llegada del gobernador.


Un cristiano valiente

El gobernador luego que hubo llegado, los hizo comparecer y se ensañó con ellos en las crueldades acostumbradas contra los cristianos. Uno de nuestros hermanos, Vetio Epágato, estaba presente. Era un hombre tan compenetrado de amor divino y de caridad, era tan perfecto en todo que, a pesar de su juventud, merecía el elogio dirigido al sacerdote Zacarías: «Caminaba de acuerdo con las órdenes y los preceptos del Señor, y su vida era sin mancha». Siempre preparado a sacrificarse por los demás; lleno de celo en el servicio de Dios, hervía en los ardores del Espíritu. Un hombre de ese temple no pudo soportar tantas ilegalidades en el proceso contra los cristianos. Lleno de indignación, reclamó el derecho de tomar la palabra, él también, para defender a sus hermanos y para probar que no hay en nosotros impiedad ni negación de Dios. Mas los que rodeaban al tribunal profirieron alaridos contra él −era un hombre muy conocido−, y el gobernador no hizo lugar a su petición sin embargo tan legítima. El gobernador le preguntó únicamente si él también era cristiano. Aquél, con voz estrepitosa, proclamó que era cristiano; el gobernador lo adjuntó al número de los mártires. Se había dedicado a ser el sostén, el paráclito de los cristianos; mas llevaba en sí el Paráclito, el espíritu de Zacarías. Bien lo había manifestado en ese exceso de caridad que le había hecho exponer su propia vida para salvar a sus hermanos. Era y es aún un verdadero discípulo de Cristo y sigue al Cordero doquiera Él va.


SANTORAL 27 DE SEPTIEMBRE







27 de septiembre
SANTOS COSME DAMIÁN,(1) 
Mártires

Curad enfermos, resucitad muertos,
limpiad leprosos, 
lanzad demonios,
 dad gratuitamente lo que gratuitamente habéis recibido.
(Mateo, 10, 8).

   Los dos hermanos, Cosme y Damián, originarios de Arabia, fielmente observaron este consejo divino. Médicos, cuidaban gratuitamente a los enfermos, y su fe, mucho más aun que su ciencia, obraba curaciones maravillosas, espirituales y corporales. Cuando estalló la persecución de Diocleciano, fue imposible para hombres tan eminentes y distinguidos escapar a las investigaciones. Fueron detenidos por orden de Lisias, gobernador de Cilicia, y, después de diversos tormentos, fueron decapitados, sin duda en el año 303.

MEDITACIÓN
CADA CUAL EN SU POSICIÓN
DEBE TRABAJAR POR EL CIELO

   I. Cada cual quiere descollar en su posición; para lograrlo no hay trabajo que se ahorre; si no alcanza para ello el día, se trabaja durante la noche. En cambio, en la profesión de cristiano, ¡cuán raro es este celo! ¡Cuántos hay, asimismo, que tienen miedo de parecer cristianos; que retroceden, no delante de las amenazas de un perseguidor, sino ante los sarcasmos de cristianos como ellos! ¡Extraña ceguera! ¡El artesano ejerce públicamente su oficio por humilde que sea, y no se avergüenza de su dignidad de cristiano! Nadie reconoce en ti a un cristiano. (Tertuliano)

   II. Debes cumplir tus deberes de estado cristianamente, es decir, de la manera como Dios lo quiere. Para esto, ofrece a Dios, por la mañana, el trabajo de todo el día, protestando que por obedecerle vas a trabajar. Si eres fiel a esta práctica, te cuidarás durante el día de no manchar con el pecado el trabajo que has consagrado al Señor.

   III. No te contentes con ofrecer tus acciones a Dios, esfuérzate por hacer todos los días alguna cosa por Él, con la única mira de agradarle. Trabaja en la gloria de Dios o en el alivio de los pobres: no hay profesión ni oficio que no nos brinde ocasiones para ello. Da a los pobres a fin de darte a ti mismo: lo que les des no lo perderás, lo que les rehúses pasará a mano de otro. (San Pedro Crisólogo).

La caridad
Orad por los pobres.

ORACIÓN
    Haced, os lo suplicamos, Dios omnipotente, que honrando el nacimiento al cielo de vuestros santos mártires Cosme y Damián, nos veamos libres por su intercesión de todos los males que nos amenazan. Por J. C. N. S. Amén.