EN LAS MANOS DE DIOS NUESTRA SANTIFICACIÓN
-
HACIA DIOS
***
El anhelo de llegar a la paz eterna es bueno y
santo, pero hay que moderarlo con la sumisión a los designios divinos. Mejor es
hacer en la tierra la voluntad divina, que gozar del Paraíso.
Sufrir
y no morir, era el lema de Santa Teresa.
Dulce
es el Purgatorio, pues en él se sufre por amor a Dios.
Incluso
el destierro es bonito, anhelando el Paraíso.
¿Os
acongojáis si Jesús, para conduciros a la patria celestial, os hace caminar a
campo traviesa o por desiertos, cuando unos y otros conseguiréis igualmente la
felicidad eterna?
Desechad
toda preocupación excesiva que provenga de las penas con que Dios quiere
probaros. Si esto no os fuese posible, alejad la idea y vivid sometidos en todo
al querer divino.
No
os entreguéis de tal manera a la actividad de Marta que lleguéis a olvidar el
silencio y la entrega de María.
La
virgen, que tan bien encarna a una y a otra, os sirva de suave modelo y os
inspire.
En
la vida espiritual, cuanto más se corre, menos se nota el cansancio. Más aún,
la paz, preludio del gozo eterno, nos inundará, seremos verdaderamente dichosos
y fuertes, a medida que, esforzándonos constantemente, dejemos vivir a Cristo
en nosotros despojándonos de nosotros mismos.
Dios
enriquece a quien se despoja totalmente de sí mismo.
Cumplamos
lo de David: Elevad en la noche las manos hacia el santuario y bendecid al
Señor.
Sí,
hijos míos, bendigámosle continuamente. ¡Que Él sea nuestro guía, nuestra nave,
nuestro puerto!
Trabajad
algo, siempre…
En
el libro de la Sabiduría se exalta por su trabajo a la mujer valerosa: sus
dedos, dice, manejan el huso.
La
rueca es el cúmulo de vuestros deseos: hilad, pues, un poco cadi día, tramad hilo
a hilo vuestros designios, hasta que se realicen y volved infaliblemente a
comenzar.
Tened
cuidado, no os precipitéis, pues enredaríais el hilo. Se enmarañaría así
vuestra rueca.
Caminad,
por tanto, sin cesar. Avanzad lentamente. Llegaréis a feliz término.
¡Siempre
adelante! En la vida espiritual, cuando no se adelanta, se retrocede.
Nos
sucede como a la nave. Debe caminar siempre. Si se para, los vientos la hacen
retroceder.
“Toda
maquinación humana, de cualquier parte que provenga, tiene su lado positivo y
su lado negativo, hay que saber asimilarla, aceptar lo bueno y ofrecérselo a
Dios, y eliminar lo malo”.
Comulgad
diariamente. Desechad las dudas no razonables y obedeced ciega y alegremente.
Confiad, no temáis el futuro. La tabla de salvación y el arma Divina para poder
cantar victoria, es la sumisión plena a quien os guía en las tinieblas, las
perplejidades y las batallas de al vida.
¡Oh
Señor, suple mis miserias!
¡Dios
mío, Dios mío, perdóname!
No
te he ofrecido jamás nada y ahora, a poco que sufro, por la nimiedad de mis
sufrimientos comparados con los tuyos, me quejo injustamente.
Nadie
merece nada. El Señor es benévolo con nosotros. Su bondad infinita,
perdonándonos, nos colma de bienes.
SAN PADRE PÍO. ¡RUEGA POR NOSOTROS! |
No hay comentarios:
Publicar un comentario