- San Pantaleón, Mártir
- Beatos Melchor García Sampedro y José María Díaz Sanjurjo, Obispos y Mártires
- Siete Santos Durmientes de Éfeso, Mártires
- Santos Natalia y Aurelio, Mártires
- Santas Flora y María, Mártires
- Santos Jorge y Liliosa, Mártires
- San Juan, Mártir
- San Serapión, Mártir
- San Maximiniano, Mártir
- San Marciano, Mártir
- San Malco, Mártir
- San Constantino, Mártir
- San Dionisio, Mártir
- Beato Alfonso Pacheco, Mártir
- Beato Antonio Francisco, Mártir
- Beato Bertoldo de Garsten, Abad
- Beatos Rodolfo Aquaviva, Francisco Aranha y Pedro Berno, Mártires
- Beata Lucía de Amelia
- Beata María Magdalena Bertinengo
SAN PANTALEÓN
Mártir
† clavado en un árbol y decapitado hacia el año 305
Patrono de los médicos; víctimas de torturas. Protector contra la tuberculosis.
Mártir
† clavado en un árbol y decapitado hacia el año 305
Patrono de los médicos; víctimas de torturas. Protector contra la tuberculosis.
Yo conozco tus obras, tienes nombre de vivo, pero estás muerto. (Apocalipsis, 3, I)
MEDITACIÓN SOBRE LAS ENFERMEDADES
DE NUESTRA ALMA
I. El pecador está ciego: no ve ni las recompensas del paraíso ni las penas del infierno, ni la belleza de la virtud ni la fealdad del vicio; no considera sino el falso brillo de las riquezas, los encantos fa- laces de los placeres, y el vano aparato de la gloria mundana. Pecador, abre por fin tus ojos; considera que esos tesoros te abandonarán a tu muerte, que esos placeres yesos honores se desvanecerán como un sueño. Di a la vanagloria: adiós, eres sólo falsía, y, en partiendo, eres nada. (San Clemente de Alejandría).
II. El pecador está enfermo. El desorden de los humores es la causa de las enfermedades del cuerpo; el desorden de las pasiones es la fuente de las enfermedades del alma; ellas turban nuestra razón y le impiden dirigirse a Dios. ¿De dónde provienen tus pecados? Del desorden de tus pasiones: amas lo que deberías odiar, te horroriza lo que deberías amar. Pasa revista a tus pasiones, examina tus deseos, tus inclinaciones y tus aversiones; y, después que hayas conocido su desorden, di a Dios: Señor, el que no os ama está enfermo.
III. El pecador no sólo está enfermo, sino que está muerto, puesto que ha perdido la gracia; es más difícil convertir a un pecador que resucitar aun muerto. ¡Oh supremo Médico de nuestras almas, Vos que habéis dado vuestra vida para librarnos de la muerte del pecado, resucitadnos! Hagamos todo lo que podamos para salir del pecado, y pidamos a Dios que tenga piedad de nosotros. Estoy enfermo, llamo al médico; estoy ciego, corro a la luz; estoy muerto, suspiro por la vida. Vos sois el Médico, la Luz y la Vida, ¡oh Dios de Nazaret! (San Agustín).
El conocimiento de sí mismo
Orad por los enfermos.
ORACIÓNOrad por los enfermos.
Haced, os lo rogamos, Dios omnipotente, que la intercesión de San Pantaleón, vuestro mártir, libre nuestro cuerpo de toda adversidad y purifique nuestras almas de todo mal pensamiento. Por J. C. N. S. Amén.
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